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marzo 28, 2024
AL DÍA Alveiro COOPERATIVO Y SOLIDARIO OPINIÓN PAÍS

El trabajo digno debe identificar al modelo asociativo

Por: Alveiro Monsalve Z.

Consultor

Hay una relación directa entre las oportunidades para generar y empleo y trabajo dignos entre las personas del común y el fortalecimiento de los procesos de cooperación asociativa. Al celebrar en este año sus cien años de existencia la Organización Internacional del Trabajo OIT resaltó la importancia del trabajo digno para alcanzar la realización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS planteados por la ONU hacia el año 2030.

 Pero, ¿qué significa trabajar dignamente en la sociedad de hoy? Los expertos consideran que un trabajo digno y productivo es aquel cuya remuneración salarial es justa, complementada por el respeto a los derechos humanos y a la igualdad de género, con protección laboral y seguridad social para las personas que trabajan.

El trabajo justo permite a la persona y a su familia vivir en condiciones decentes, lo que significa cubrir sus necesidades básicas de alimentación, salud, vestido o vivienda. Donde el trabajo es digno, hay diálogo social, libertad de asociación, participación en las decisiones y capacidad para hacer negociaciones colectivas.

Trabajo y empleo

Empleo y trabajo no significan lo mismo. El empleo siempre incluye trabajo. Sin embargo, no todo trabajo representa empleo. El empleo es trabajo realizado a cambio de un pago, sin importar la relación de dependencia. El trabajo, en tanto, es un conjunto de actividades humanas, remuneradas o no, cuyo propósito es producir bienes o servicios en una economía. Con el trabajo se satisfacen las necesidades de una comunidad o se provee el sustento necesario para las personas.

A la luz de las consideraciones anteriores, conviene reflexionar que el trabajo humano es fuerza, es energía, es capacidad de transformar el mundo. Pero en la historia de la humanidad el trabajo no siempre ha dignificado a los que trabajan. El trabajo puede crear prosperidad o puede generar pobreza. Todo depende de quién se apropie del resultado del trabajo. Entre los seres humano el trabajo implica esfuerzo físico o mental para crear valor. Además del trabajo, se crea valor con la producción de bienes y servicios, con el capital y con la tierra. La diferencia está en crear valor para beneficio de quienes trabajan con su propia fuerza o para enriquecer únicamente a quienes los explotan porque son dueños de los medios para producir.

Tal vez el instinto básico de sobrevivir y prolongar su propia especie le ha permitido al homo sapiens desde su origen, convertir el trabajo en una necesidad vital para proveerse de alimentos, elaborar su ropa, construir su vivienda, fabricar utensilios, elaborar armas y herramientas y crear espacios donde pudiera protegerse de los peligros de su entorno. En su origen el trabajo creaba bienestar para toda la comunidad.

Trabajar para quién

No hay duda de que el trabajo humano es energía de acción transformadora física o mental, para crear satisfacción y bienestar social. Pero históricamente este poder se ha degenerado por razón de las guerras, de la riqueza acumulada, de los poderes imperiales. Así surgió el trabajo de los esclavos y de los desposeídos de la tierra. Así se construyeron innumerables obras de la arquitectura humana.  El mercado de los grandes capitales industriales y financieros fue convirtiendo el trabajo humano en una mercancía más.

Frente a esta realidad histórica la cooperación asociativa propone nuevos modelos de trabajo justo e incluyente. Esto reforzará la identidad cooperativa como empresa y como asociación. La sociedad tiene derecho al pleno empleo para que haya cero pobreza y se maximice el bienestar. La dignificación del trabajo y su contribución al bienestar social es un tema esencial para la cooperación asociativa, porque mediante el trabajo centrado en las personas y no en los grandes capitales, los seres humanos podremos construir desarrollo sostenible en beneficio de la sociedad.

  • El trabajo digno, centrado en las personas, es un derecho universal.
  • El trabajo cooperativo es factor productivo de inclusión social.
  • La fuerza implícita en la cooperación asociativa potencia el resultado y la productividad del trabajo en cualquier comunidad.

Cuando el trabajo se convierte en cooperación asociativa y se aprovechan los beneficios de las técnicas y de las tecnologías, se origina una sinergia transformadora del mundo que combina de manera asombrosa la fuerza física e intelectual de quienes participan en este proceso creativo.

El trabajo valor social

Los bienes y servicios tienen valor en el mercado, por la cantidad de trabajo que incorporan; no sólo por la utilidad que les encuentre el usuario o propietario. En esto radica la teoría del valor trabajo. Cuando las personas asalariadas trabajan para alguien, deben recibir una contraprestación económica justa, que representa el valor de su trabajo en el mercado laboral.  La elaboración y uso de herramientas técnicas o tecnológicas son inherentes al trabajo humano que mejoran de manera sostenible los procesos de transformación económica y social.

La cooperación asociativa es trabajo organizado.  No se trata del trabajo asalariado para el enriquecimiento de unos pocos dueños de los grandes capitales. Por el contrario, se trata del trabajo digno de miles y miles de pequeños productores de valor, unidos en múltiples procesos de cooperación asociativa.

Muchos organismos internacionales vienen insistiendo en el tema: “el mundo del trabajo se está transformando radicalmente impulsado por las innovaciones tecnológicas, los cambios demográficos, el cambio medioambiental y climático y la globalización, así como en un momento de desigualdades persistentes, que tienen profundas repercusiones en la naturaleza y el futuro del trabajo y en el lugar y la dignidad de las personas que se encuentran en dicho contexto”, según lo expresó la OIT en su Declaración del año 2019.

  • En la cooperación es necesario organizar de manera racional, justa y equitativa, la intervención del talento humano en los procesos productivos.
  • En las formas asociativas integradas entre sí, donde se propician ambientes favorables para el trabajo digno, se genera inclusión social, se favorece la erradicación de la pobreza, se fortalece el espíritu de la democracia, se produce desarrollo integral y se avanza todos los días en realización personal.
  • Mediante cooperación asociativa es posible actuar con eficacia para aprovechar las oportunidades que permitan construir el futuro del trabajo justo, inclusivo y seguro con empleo pleno, productivo y libremente elegido en un mundo cada vez más globalizado, es decir, trabajo decente para todos.
  • Desde la perspectiva de la cooperación asociativa, es posible plantear de manera creativa la disposición de los recursos económicos, físicos, tecnológicos, ambientales y de infraestructura necesaria para hacer del trabajo digno una prioridad económica y social.

En la forma de disponer estos recursos y ante todo en sus objetivos para generar trabajo digno y pleno empleo, radica la diferencia entre un Estado y otro y entre las organizaciones civiles, políticas, religiosas, científicas, gubernamentales y no gubernamentales, así como las de carácter internacional, entre otras. En este escenario el mundo de la cooperación asociativa propone alternativas y soluciones ciertas. La experiencia histórica así lo ha demostrado.

La cooperación asociativa, con su propia identidad, debe constituirse en un modelo fuerte y sostenido para generar trabajo y empleo dignos y asegurar la inclusión social con oportunidades plenas para todos los beneficiados en los procesos de cooperación solidaria. Es un deber moral imperativo, como el que más.

Foto: luque.gob.py

 

 

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