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noviembre 21, 2024
Alveiro

Faltaría el lenguaje propio de la Economía Solidaria

Alveiro Monsalve Z.

Consultor

Las diferentes ciencias, doctrinas y prácticas del saber humano tienen cada una un lenguaje propio para llevar a cabo sus procesos de desarrollo histórico con genuina identidad y diferenciación ante la sociedad, pero siempre hacia el sendero del conocimiento universal.

Cuando los grupos humanos se especializan en un tema tratan de comunicarse con los demás, mediante símbolos y signos que les son propios, lo que les asegura visibilidad cultural frente a los demás grupos sociales. Este lenguaje integra significados y significantes y define una manera específica de construir conocimiento, exponer hallazgos o comunicar conceptos.

Lenguaje social

La economía solidaria en América Latina surgió como un enfoque posterior a la economía social europea y hace planteamientos similares a ésta en torno a los grandes temas que ocupan a la ciencia económica desde las culturas antiguas: producción, distribución, intercambio, consumo y acumulación.

Los estudiosos de la economía solidaria y de la economía social, manejan en sus constructos discursivos orales y escritos, un buen número de términos que de igual manera emplean los teóricos de la economía capitalista.

Se afirma que la economía, por naturaleza, es una ciencia social en cualquiera de sus vertientes teóricas y por tanto su lenguaje, es decir, su manera de decir las cosas. El lenguaje se construye a partir del hábitat donde se asienta cada sociedad de seres humanos. El lenguaje de la economía debe ser, por tanto, un lenguaje social y también político.

Se asimila la economía solidaria en América Latina con la economía social del otro lado del Atlántico o se incluyen en ésta de manera difusa. La economía de la solidaridad tiene que avanzar mucho más en su identidad teórica y en sus planteamientos sistémicos. Hay que intensificar su aplicación práctica, con su nuevo lenguaje sincrético, con sus significados culturales y su manera de comunicar conceptos. Sus propios signos lingüísticos le darán más identidad y la harán más visible y entendible para la sociedad.

Signos comunes

Según los expertos en manejo del lenguaje, los signos lingüísticos son símbolos visibles con significado específico que pueden ser percibidos por el ser humano mediante los sentidos. Esto permite representar completamente un evento comunicativo en sus propios términos. Las palabras “libro” y “book”, por ejemplo, son signos lingüísticos diferentes, no obstante, tienen el mismo significado específico.

Todo signo lingüístico incluye significante (sonidos, grafías, expresiones) y significado (ideas, conceptos, imágenes). El significado es nuestra representación mental cuando nos llega al cerebro el sonido o grafía de la palabra como significante.

La palabra solidaridad representa un solo significante con múltiples significados en la realidad del mundo. La economía solidaria como signo lingüístico es una construcción social. Debe tener, por tanto, su propia identidad social comunitaria, explicarse por sí misma y a través de ella, como teoría económica, debe ser posible explicar otros sistemas económicos de signos similares o diferentes o contrapuestos entre sí.

Por esta razón el signo lingüístico solidario debe ser interpretado en una perspectiva teórica. La teoría define el objeto a comprender. La teoría económica define su propia representación ante la sociedad que quiere cambiar o comprender mejor.

La teoría económica solidaria, que algunos miran como alternativa sociopolítica, debe corresponder a la realidad que se quiere transformar y para ello deberá asumir un lenguaje común del que se apropien todos los interesados en este propósito. Aquí, y así, por ejemplo, significado (sistema de ayuda mutua para el buen vivir) y significante (economía solidaria) formarían una sola unidad en las teorías sobre socioeconomía solidaria con visión latinoamericana. En teoría, los signos del significante “bienestar” y el significado “solidario” deberían ser biunívocos, como una sola moneda con sus dos caras.

El homo solidario

La teoría sobre economía solidaria suele relacionarse con algunos principios de la economía general, y de la administración científica, cuyos orígenes fueron la revolución industrial capitalista y el pensamiento liberal. Históricamente se sabe que la economía capitalista ha dejado de lado la visión integral del ser humano; por eso hay que ir más allá para comprender el significado del verdadero del homo solidario.

Se requieren nuevos esfuerzos de investigación para indagar por qué la teoría económica basada en la solidaridad asociativa concilia tan fácilmente con la lógica capitalista, por qué ha sido tan mínima su incidencia en el desarrollo sostenible de los pueblos a nivel mundial y, ante todo, por qué a través de sus prácticas comunitarias no ha logrado formar una verdadera ética global, económica y social, de la solidaridad humana.

Si de manera interdisciplinaria se abordara el estudio de la teoría económica solidaria incluyendo la identidad de su propio lenguaje, frente al lenguaje de la teoría económica centrada en el capital, se enriquecería el conjunto de significantes y significados necesarios para hacer más visible y comprensible su propio objeto teórico.

Como teoría el modelo sistémico solidario complementaría de manera transversal su identidad lingüística con los signos comunes de las demás ciencias sociales que contribuyen a su teorización: economía, administración, antropología, psicología, sociología, epistemología, lingüística, pedagogía, historia y filosofía, entre otras.

La economía solidaria, al igual que el cooperativismo comprendido en ella, es como una semilla del pensamiento humano que da origen al despertar de una nueva humanidad

El lenguaje distintivo de la economía solidaria latinoamericana contribuye a definir su discurso específico, su relación sistémica con la realidad, y su gran aporte cultural a la convivencia civilizadora del buen vivir. Este lenguaje innovador y único, sería el vinculante de la racionalidad solidaria con los menos favorecidos del sistema actual, a diferencia de la irracional lógica del frio capital.

Hay que construir un lenguaje adecuado para expresar los postulados teóricos de la economía solidaria en América Latina y poder así, con sabia pedagogía, expresarse a través de un lenguaje comunicativo:  mediante hechos reales, es decir, con acciones concretas y con signos, símbolos o palabras que tengan significado claro para las personas del común y para los gobernantes.

Semiótica solidaria

En la semiótica solidaria con su perspectiva económica, se incluiría la semiología de los símbolos, o sea su interpretación, significado y producción con sentido. El modelo sistémico solidario debe tener su propio sentido, su significado, su semántica, para diferenciarse de los demás sistemas económicos basados en el individualismo.

Hay significantes, por ejemplo, que trazan un camino solidario: mutualidad, cooperación, democracia, autoayuda, servicio, equidad, transparencia, ética, igualdad, participación, inclusión e interés por la comunidad y por el medio ambiente. También hay otros significantes que estimulan la imaginación solidaria: genética de la mutualidad, neurociencia de la cooperación, semiología cooperativa, sinapsis de la autoayuda, innovación asociativa, ecosistemas solidarios, cooperativismo ambiental.

Mediante el lenguaje propio de la economía solidaria, se pueden identificar muchos aspectos de la realidad sistémica solidaria: las buenas prácticas de cooperación asociativa, el modelo sui generis de las empresas cooperativas, las formas asociativas en todas sus modalidades, la distribución equitativa de la riqueza construida a través del trabajo colectivo o el ambiente ecológico que respeta las prácticas del buen vivir. Estos significados solidarios están en concordancia con el poder incluyente del “nosotros solidario”.

Más visibilidad

El lenguaje puede ser verbal y no verbal, escrito o sonoro, simbólico o explícito. Lo importante es que los signos del lenguaje sean comprensibles a lo mente, que dejen huella y puedan ser reconocidos por el cerebro humano.

Hay que descubrir y hacer visibles los signos humanos de la cooperación asociativa, los signos del acto genuinamente solidario y anunciarlos de nuevo ante el mundo. La cultura solidaria debe crear su propio sistema de significantes y significados, es decir, su propia semiótica y evolucionar con ella a medida que evoluciona el mundo.

 

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