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abril 26, 2024
Alveiro MUNDO

“LAUDATO SI” Y LA CASA COMÚN DEL ENCUENTRO COP25

Alveiro Monsalve Z.

Consultor

 “Laudato sí, mi signore”, traduce “Alabado seas, mi señor”. Era una expresión musical de san Francisco de Asís, cuando sentía en lo más profundo de su corazón la belleza radiante de la naturaleza y de la tierra y la veía como la casa común que todos deberíamos cuidar.

Así comienza la encíclica del Papa Francisco difundida a todo el mundo en el año 2015. En ella, su invitación a realizar una revisión profunda de nuestro proceder individual y colectivo para el cuidado de la “Casa Común”, que todos habitamos. No hay que ser religioso para encontrar en esta carta un mensaje inspirador sobre la importancia de elevar nuestra conciencia para cuidar y respetar la tierra.

Es este el mismo propósito del Encuentro anual que desde finales del siglo pasado han venido realizado más de 190 países, buscando que los países más industrializados asuman su responsabilidad en la emisión de gases de efecto invernadero, principales causantes del cambio climático, y que se comprometan a lograr una disminución de éstos.

En Madrid España se llevó a cabo la COP25. En inglés, la sigla COP (Conference Of the Parties) significa Conferencia de las Partes. Esta es la Conferencia de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático según lo acordado desde 1997 en el Protocolo de Kyoto. Las partes han realizado 25 reuniones anuales y todavía no se ha podido alcanzar el pleno compromiso ambiental de los países más industrializados.

Los que, siendo jóvenes en los años noventa y protestaban o expresaban en ese entonces su alto grado de conciencia sobre el cuidado de la tierra, son ahora los adultos que deben tomar las decisiones sobre el cambio climático y asegurar al mismo tiempo el futuro de las nuevas generaciones, basados en una visión sensata del desarrollo sostenible (ODS) para bien de la humanidad.

Vale la pena conocer las conclusiones de este Encuentro mundial y considerar el grado de compromiso de las partes para lograr que la temperatura de la tierra no exceda el 2% en el corto plazo. Cada individuo, cada ser humano, es parte de la solución, no sólo de los gobernantes y líderes políticos. Es indudable que hoy en día hay mucho más conciencia sobre el cuidado del medio ambiente que en el siglo pasado.

Mientras tanto, cabe una relectura a la Encíclica Laudato Sí, con mente desprevenida, en silencio, sin los afanes del día a día por asuntos de trabajo. El documento, de casi doscientas páginas, es como un canto a la naturaleza, está escrito en una lenguaje sencillo, al alcance de todas las personas. He aquí algunos apuntes transcritos que, como se verá, están muy a tono con la Conferencia COOP25 realizada en Madrid al finalizar el año 2019.

“Toda pretensión de cuidar y mejorar el mundo supone cambios profundos en los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad.

El auténtico desarrollo humano posee un carácter moral y supone el pleno respeto a la persona humana, pero también debe prestar atención al mundo natural y tener en cuenta la naturaleza de cada ser y su mutua conexión en un sistema ordenado”.

Ciertamente a todos nos corresponde “mejorar el mundo”. Anima mucho ver la conciencia que se viene despertando entre niños, jóvenes y adultos sobre el aprovechamiento de residuos, el cuidado de los bosques y del agua y evitar así el daño al medio ambiente. Las familias reciben el mensaje y articulan así con las escuelas, colegios, universidades, organizaciones sociales, medios de comunicación, municipios, departamentos y también a nivel nacional.

El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar.

“Que cada uno se arrepienta de sus propias maneras de dañar el planeta, porque, en la medida en que todos generamos pequeños daños ecológicos, estamos llamados a reconocer nuestra contribución – pequeña o grande – a la desfiguración y destrucción de la creación.

Los jóvenes nos reclaman un cambio. Ellos se preguntan cómo es posible que se pretenda construir un futuro mejor sin pensar en la crisis del ambiente y en los sufrimientos de los excluidos”

Los objetivos de Desarrollado Sostenible (ODS) planteados por la ONU con metas concretas hacia el 2030, deben ser un compromiso de todos los países del mundo, de las organizaciones sociales, de las empresas e instituciones. Esto lo involucra a uno como ser humano: un compromiso para cada uno de nosotros, para cada persona en particular, donde quiera que se encuentre.

“Hago una invitación urgente a un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta. Necesitamos una conversación que nos una a todos, porque el desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos interesan y nos impactan a todos.

El movimiento ecológico mundial ya ha recorrido un largo y rico camino, y ha generado numerosas agrupaciones ciudadanas que ayudaron a la concientización. Lamentablemente, muchos esfuerzos para buscar soluciones concretas a la crisis ambiental suelen ser frustrados no sólo por el rechazo de los poderosos, sino también por la falta de interés de los demás”.  

Laudato Sí, insiste mucho en la importancia de una pedagogía ecológica, de un camino educativo y una fuerte motivación para impulsar la conciencia de todos los humanos sobre el cuidado de la tierra. Este es un deber moral de los adultos y de las instituciones en cualquiera de sus modalidades. COP25 va en el mismo sentido a nivel mundial. He aquí grandes ejes transversales sobre nuestro hábitat ecológico:

“Hay una íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida”.

En fin, el cuidado de la tierra es parte de nuestra misión en la vida. Cuidar la tierra es cuidarnos a nosotros mismos. El más alto nivel moral de un ser humano, debería ser el compromiso de cuidar como propia esta casa común y ser, por ello, un ejemplo digno de imitar por todos los demás habitantes del universo entero.

Foto: Aci prensa

foto: Google

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