Confianza, el factor que falta para el crédito del campo
Hace 15 años no había ninguna entidad del sector cooperativo especializada en el crédito para los pequeños productores agropecuarios apalancados en recursos del Estado. Ahora la cifra llega a 20, señaló François Dionne, coordinador de Desjardins, en Colombia.
La confianza para que un campesino abra las puertas de su parcela o finca a un funcionario de una cooperativa o un entidad de microcrédito, para que esta a su vez le otorgue un préstamo, es un proceso que rara vez se da en la primera reunión. La principal dificultad para esto es el factor confianza, en un país que durante más de 50 años ha estado en medio de un conflicto armado interno.
Y aunque Colombia ha iniciado un proceso de paz. El camino para que el campo se convierta en el centro de su desarrollo, mediante una formalización de su actividad productiva, es lento y de igual manera para que sus habitantes sean sujetos de crédito. Así lo ha manifestado durante los últimos años la Federación de Cooperativas de Crédito de Canadá Desjardins.
La entidad norteamericana junto a Finagro busca que más empresas cooperativas, ubicadas en las regiones productoras se comprometan con el otorgamiento de créditos fáciles para los pequeños y medianos campesinos.
“Hace 15 años cuando llegamos no había ninguna entidad cooperativa colocando créditos apalancados en Finagro, hoy son más de 20 y esperamos que con esta convocatoria la cantidad se multiplique”, dijo François Dionne, coordinador de Desjardins, en Colombia.
Los intermediarios cooperativos tienen la facilidad de su cercanía con los productores, conocen su idiosincrasia, sus formas productivas, sus ciclos de pago y de cosecha, así como los requerimientos adicionales que impone cada región para poder realizar su actividad.
“Ahora con la toma de unas fotografías al cultivo, a los documentos y unas pequeñas mediciones, o el lleno de formularios en línea; los recursos para los productores del campo pueden estar aprobados casi en tiempo real”. Sin embargo, esto aún es complejo de asimilar para algunas personas, que ven como extraños han llegado a sus tierras, y hasta hace poco, en algunos casos han pretendido sacar partida de ellos o incluso generar procesos violentos para el despojo de las tierras.
El factor confianza se convierte en un elemento esencial para la aceptación del crédito y para que ese productor acepte la entidad que le está otorgando una financiación, más aún cuando ésta es nueva en el territorio.
En otros casos son los campesinos quienes ven con desconfianza el aceptar los créditos o microcréditos, porque según su imaginario esto podría implicar un proceso de formalización o cruce de información que los lleve a el pago de nuevos impuestos sobre sus tierras o ingresos.
El crédito agropecuario aún es preferido por el productor cuando este puede ir a una oficina y hablar directamente con un funcionario de una entidad. Pero esta condición se ha venido modificando con el ingreso de la tecnología y la especialización de equipos humanos dirigidos a esta franja de la producción. Los agentes especializados tienen la responsabilidad de restituir esa confianza y generar un verdadero proceso de cooperativización del campo.
Aunque Desjardins se ha limitado a un acompañamiento técnico a las cooperativas de ahorro y crédito y financieras, que han iniciado este proceso, reconoce que es mucho más fácil realizar este trabajo en medio de un país en paz. Contribuyendo con su proceso técnico a la reactivación del campo colombiano.