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diciembre 22, 2024
OPINIÓN Oscar Bastidas

Las Cooperativas de Trabajo Asociado (CTAs)…ellas han sido y son centro clave de discusiones

Por: Prof. Oscar Bastidas Delgado

Universidad Central de Venezuela.

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Considerando los rasgos de la Identidad Cooperativa se facilita conocer el amplio mundo del cooperativismo y su presencia en el planeta. Una conclusión importante se extrae de ese panorama: con cooperativas se puede realizar cualquier actividad humana menos la de explotar y esclavizar personas.

 

En ese panorama cooperativo, unas destacan, las más interesante y de mayores impactos en lo que a organización del trabajo y desarrollo de valores y preceptos se refiere: las Cooperativas de Trabajo Asociado (CTAs). Ellas han sido y son centro clave de discusiones por las ventajas competitivas que plantean en torno al modelo capitalista generador de plusvalía, la creación de empleos y la ruptura de esquemas jerárquicos, entre otros aspectos.

 

Efectivamente, la Teoría del Valor planteada por Marx subraya que el valor solo se crea a partir del trabajo humano y que los medios de producción per se no lo crean  pero contribuyen a acrecentarlo; a cuenta de ese crecimiento, sus propietarios que no crean valor, se apropian del generado por los trabajadores como retribución por el uso de los medios. La dicotomía Dueños de los Medios de Producción / Creadores de Valor, genera dos clases sociales antagónicas y la lucha entre ellas es en torno a la apropiación del valor por unos y su defensa por los otros.

 

Esa dicotomía y lucha la observa Marx en los diversos modos de producción y las califica como constantes del desarrollo de la humanidad. En el esclavismo los poseedores se apoderan del creador mismo y lo convierte en esclavo; en el feudalismo de la tierra y por esa vía el siervo es despojado; en el capitalismo de parte del valor creado, entendido como sobrevalor o plusvalía. La manera de resolver ese conflicto de clases es que quienes generen valor y los propietarios de los medios de producción sean las mismas personas, lo que según Marx se resolvería a nivel societal mediante el socialismo, y a nivel organizacional según los cooperativistas, mediante CTAs que trascienda a la sociedad.

Una CTA se sustenta bajo la premisa de que el valor se genera mediante trabajo, otra causa de fracaso está en la incomprensión de que las CTAs deben sustentarse sobre el trabajo productivo con base en los principios de participación económica de los miembros y autonomía e independencia.

 

Si en las CTAs, bajo ciertas condiciones, no existe explotación de unos por otros y ellas tienen todo un potencial para la ruptura de esquemas jerárquicos si construyen autogestión, no hay dudas en cuanto a sus inmensas bondades para impulsar procesos transformadores, revolucionarios si se quiere: romper concomitantemente la lógica explotadora del capitalismo y la del modelo burocrático como su sustento organizacional.

 

Bien conducidas, ellas se convierten per se en puntas de lanza de innovaciones sociales y procesos inéditos. Imaginar a un obrero co-decidiendo estrategias en una asamblea o en el consejo de administración de una cooperativa y ser en ese momento el superior del gerente que coordina sus labores operativas cotidianas, es ilustrativo; ejemplos se tienen en cooperativas surgidas de empresas quebradas o con graves problemas de conducción como numerosas de las recuperadas por sus trabajadores mediante CTAs u otras formulas de Economía Social como la españolas Sociedades Anónimas Laborales (SALs) o las quebequenses Cooperativas de Trabajadores Accionistas. ¡Claro!, cuando al trabajador le es difícil pasar el switch  por no comprender nuevas situaciones y no asumir el doble rol de directivo y trabajador estando en una CTA, va camino al fracaso y, lo inevitable;  unos pocos se apoderen de lo estratégico, reproducen esquemas de dominio, y la  CTA resulta falsa.

 

Bajo la premisa de que el valor se genera mediante trabajo, otra causa de fracaso está en la incomprensión de que las CTAs deben sustentarse sobre el trabajo productivo con base en los principios 3 y 4 de la ACI: Participación Económica de los Miembros y Autonomía e Independencia, y no sobre una supuesta “justicia social” estatal. El autofinanciamiento, no confundirlo con autogestión, es eje clave de desarrollo de cualquier cooperativa, más si se pretende autogestionaria.

 

Siendo así, si las cooperativas establecen convenios con otras organizaciones o reciben capital de fuentes externas, particularmente con y de los gobiernos, deben hacerlo en condiciones que garanticen su autonomía y la gestión democrática de y por sus asociados. Por ello, jamás olvidar que detrás de una moneda aportada por un Estado continúa un control público y una posible exigencia, imposición y hasta intervención estatal.

 

Lo anterior permite afirmar que, tal como lo señala la Organización Internacional de Cooperativas de Producción Industrial, Artesanal y de Servicios (Cicopa), organización sectorial de la ACI, las CTAs deben exigir claras, precisas y coherentes reglas a los gobiernos, que 1.- regulen el desarrollo cooperativo; 2.- reconozcan las diferencias entre el trabajo en condición de dependencia aplicado por las empresas de capital y públicas y el  trabajo libremente asociado de las cooperativas; 3.- reconozcan el Acto Cooperativo; 4.- garanticen a los cooperativistas acceso a la seguridad social; y 4.- prohíba el uso de las CTAs para burlar derechos laborales.

 

FOTO: iniciativafiscal

FOTO: GOOGLE

 

 

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