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noviembre 8, 2024
Alveiro OPINIÓN

EN VEZ DE RESISTIR: Re-Existir Con Nuevo Paradigma

POR: Alveiro Monsalve Z.

Consultor

 

Desde finales de la revolución industrial inglesa en el siglo XIX, el modelo de organización cooperativa ha significado un genuino paradigma, en atención a su estructura social y empresarial. Este modelo puede ser revisado para ajustarlo a los nuevos tiempos de la globalización mundial y hacerlo más eficaz como conjunto sistémico alternativo frente a la economía centrada en la rentabilidad del capital.

 

Una cooperativa es un modelo único de bicooperación asociativa. Tiene su propia identidad y naturaleza. De un lado hay cooperación entre los dueños, gestores y usuarios de la organización empresarial a medida que articulan recursos para alcanzar sus objetivos. De otro lado hay cooperación entre los miembros de la asociación que integra personas con necesidades y aspiraciones similares, mediante la ayuda mutua o recíproca y la ayuda por sí mismos. Bicooperación de doble naturaleza: la empresarial o económica y la asociativa o social.

 

El problema

 

Sin embargo, este modelo formal que va cumpliendo ya sus 170 años desde los Pioneros de Roschdale y estar sufriendo desde entonces los rigores del sistema capitalista en todo el mundo, no ha logrado impactar verdaderamente en la transformación de la sociedad. Ni el capitalismo ha logrado acabar con el cooperativismo, ni éste ha logrado hacerle mella a su estructura.  Su incidencia ha sido ha sido mínima frente a la dinámica avasalladora y omnipresente del sistema capitalista.

 

Aunque haya miles de experiencias cooperativas positivas y ejemplares en el éstas no han sido suficientes para demostrar un impacto sistémico en cualquier país, región o ciudad del mundo. No obstante, es imposible negar los casi mil millones de personas vinculadas al movimiento cooperativo integradas por la Alianza Cooperativa Internacional. La teoría cooperativa sigue demostrando su validez social y sus postulados doctrinales confirman todavía la vigencia de los valores y principios que inspiran la cooperación asociativa en todo el mundo.

 

La cuestión cooperativa

 

¿Qué es entonces lo que no funciona? ¿Qué revisión hay que hacerle al modelo cooperativo para que sea más eficaz en el marco de la economía solidaria? ¿Qué se debe cambiar en el paradigma de las organizaciones cooperativas? ¿Hay reales justificaciones para plantear un cambio a fondo? ¿Es posible la construcción de un modelo teórico solidario, nuevo, con visión humana, integral, holística, global y sistémica, que pueda plantearse como alternativa viable frente a la racionalidad del sistema mundial capitalista? ¿Es posible todavía, hacer práctica la utopía de la solidaridad asociativa a través de las cooperativas con su modelo actual?  Son muchas las hipótesis sobre este tema, que podrían ser objeto investigación en el campo de la economía como ciencia de índole social.

 

Cuando grandes pensadores de la humanidad, como Aristóteles, Galileo Galilei, Newton, Kant, Darwin, Marx, Einstein, entro otros, replantearon algunos paradigmas de la ciencia, que todo el mundo daba como ciertos en su época, realizaron hallazgos inusitados que aportaron nuevas luces al saber científico universal e inclusive originaron de este modo  verdaderas revoluciones epistemológicas.

 

Tomas S. Khun, (1922-1996) filósofo e historiador de la ciencia, en su libro La estructura de las revoluciones científicas, publicado en los años 60, planteó que para que la ciencia avance es necesario replantear el conjunto de prácticas y saberes que definen una disciplina científica en un periodo determinado. Aquí resulta fundamental la noción de “paradigma”, entendido como modelo, ejemplo, patrón, arquetipo, referente clásico.

 

Khun considera los paradigmas como realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos y soluciones a una comunidad científica. Al paradigma se le sigue, se replica, porque es un referente máximo. Romper el paradigma es ir en contravía. Modificarlo es una audacia que permite explorar nuevos caminos.

 

Los precursores del cooperativismo hicieron bien su tarea. De igual manera los pioneros de la realidad cooperativa actual. Construyeron, sin saberlo, un modelo paradigmático. Este se replica y multiplica. Pero en casi dos siglos de experiencia, teniendo en cuenta la realidad, es hora de replantear el modelo cooperativo, como paradigma de transformación social. ¿Qué se requiere? Tal vez un alto nivel de “racionalismo crítico” entre estudiosos de la economía solidaria, tal como lo propone el filósofo Karl Popper (1902-1994) cuando invita a hacer una crítica a las teorías establecidas por la ciencia, en contraposición al positivismo lógico. Poner en duda la epistemología cooperativa sería un buen comienzo.

 

Las organizaciones cooperativas son especializadas en “resistir”, como estrategia de sobrevivencia solidaria. Se resisten a la pobreza, al desempleo, a la carencia de dinero, a las políticas de Estado, a la falta de oportunidades. La gente organiza cooperativas para resistir a las múltiples dificultades de la vida. Pero las cooperativas, basadas en la ayuda mutua, y a pesar de todo, resultan siendo inocuas, porque no se integran y tienen que mimetizarse entre la fuerza arrolladora del sistema capitalista, sustentado en el interés individual.  Resistir, aquí, es sinónimo de sobrevivir.

 

La teoría cooperativa sigue demostrando su validez social y sus postulados doctrinales confirman todavía la vigencia de los valores y principios que inspiran la cooperación asociativa en todo el mundo.

Compromiso incidente

 

¿Cuántos de los miembros de una organización solidaria conocen a fondo el potencial del modelo cooperativo? ¿Cuántos ponen en práctica sus valores y principios, con profunda convicción como gestores, dueños y aportantes de su propia empresa asociativa? ¿Cuántos escogen al cooperativismo como un proyecto de vida personal o como un proyecto colectivo inspirador que contribuya a la transformación económica y social de quienes se han unido para ayudarse entre sí?

 

En el cooperativismo hay mitos, como en todos los imaginarios sociales. En el imaginario popular, aparecen mitos sobre el poder mágico del cooperativismo para resolver múltiples problemas. Los mitos forman parte del sistema de creencias de una cultura o de una comunidad. Al conjunto de los mitos de una cultura se le denomina mitología. Hay mitología cooperativa, desde el punto de vista sociológico. Cuanto mayor sea el número de mitos, mayor será su complejidad, porque pasan a ser parte de la cosmovisión de una comunidad y ésta a su vez hará parte del mundo metafísico.

 

En el mundo cooperativo encontramos diferentes mitos. Por ejemplo, el mito de creer que la solidaridad nuclea en verdad la cooperación entre personas. El mito de la democracia cooperativa, que se considera mejor que la del sector público. El mito de la integración, alusivo al poder intrínseco de la unión eficaz entre organizaciones solidarias. El mito de la equidad, cuando son más los que reciben y menos los que dan. Nada de esto tiene asidero en la realidad del modelo cooperativo. Ni la solidaridad es cooperación, ni la democracia es buen gobierno, ni la integración fortalece, ni la equidad contribuye a la igualdad. Hay excepciones, claro, dignas de mostrar, con realidades tangibles.

 

La resistencia del modelo cooperativo en el tiempo se basa muy a menudo en paradigmas, en mitos y en creencias. El modelo, a pesar de todas las dificultades, resiste en su lucha contra lo imposible. En la práctica el paradigma se convierte en un conjunto de experiencias, creencias y valores que van determinando la forma como los individuos miembros de la cooperativa ven, interpretan o perciben su propia realidad asociativa. El patrón o modelo de conducta, con sus fortalezas y debilidades, se va heredando con el tiempo y se convierte en el modelo determinante del proceso cooperativo.

 

No obstante, en el mundo entero, hay organizaciones cooperativas que demuestran crecimiento y desarrollo históricos sostenidos, son eficientes, competitivas y tienen gran capacidad de resiliencia en el mercado. Son excepciones. Ellas, casi siempre, han llevado a cabo una exitosa articulación con empresas lucrativas que complementan entre sí sus objetos sociales o se constituyen en grupos empresariales donde coexisten modelos asociativos solidarios no lucrativos con modelos lucrativos de capital rentable.

 

Hay que replantear el paradigma del modelo cooperativo actual en la perspectiva de una economía global solidaria. Esta será así, más sistémica y holística, capaz de transformar de manera integral a una sociedad en sus dimensiones económica, social, cultural, ambiental y política. Esto significa re-existir, no resistir, con un nuevo modelo realmente alternativo frente al sistema mundial capitalista.

 

La resistencia del modelo cooperativo en el tiempo se basa muy a menudo en paradigmas, en mitos y en creencias. El modelo, a pesar de todas las dificultades, resiste en su lucha contra lo imposible. En la práctica el paradigma se convierte en un conjunto de experiencias, creencias y valores que van determinando la forma como los individuos miembros de la cooperativa ven, interpretan o perciben su propia realidad asociativa.

Foto: co.pinterest.com

 

 

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