El compromiso de crecer
POR: FREDY AGUILAR
Consultor
Existen muchos gestores que no han reconocido las grandes ventajas de la formación de equipos. Ellos se ven a sí mismos, y no a los miembros de su equipo, como la parte más importante, los más entendidos y los encargados de tomar las decisiones. Aunque para ellos puede ser la suprema verdad, la verdad suprema es que para sus equipos no dejan de ser elementos y actitudes pretenciosas que inhiben el buen desarrollo de una organización, y sin darse cuenta, comprometen su futuro.
David Livingstone dijo “iré a cualquier lugar siempre y cuando sea adelante”; en verdad creo que el compromiso a vivir esta frase, fue lo que motivo a quienes vieron su ejemplo a seguirlo, incluso años más tarde entre ellos se contó al mismo Sam Walton, fundador de Wal-Mart.
Según Don Soderquist como principio Sam en su organización promovió el logro del verdadero éxito en proporción directa al grado que una organización trate a su gente con respeto y dignidad, y crea en ellos lo suficiente para desarrollarlos. El estilo Wal-Mart no se trata de tiendas, clubes, centros de distribución, camiones o computadoras. Estos bienes tangibles son todos ingredientes cruciales en el plan de negocios de la compañía, pero la verdadera historia del éxito tiene que ver con su gente. Tiene que ver con Sam Walton y otros líderes que han servido durante muchos años. Tiene que ver con administradores y socios que sirven a la compañía y al cliente fielmente.
Los sistemas, las estrategias y la infraestructura son extremadamente importantes. Pero son las personas las que hacen que las cosas sucedan. Tanto como cualquier otra compañía, sea grande o pequeña, Wal-Mart representa a una verdadera familia. “Sí, somos diversos, tenemos muchas personas diferentes y diferentes clases de personas en muchos lugares haciendo muchas cosas diferentes, pero siempre hemos trabajado juntos para que la compañía tenga éxito y somos leales a la visión que compartimos. No estoy sugiriendo que lo hemos hecho todo correctamente, sino más bien que nos hemos movido rápidamente para corregir nuestros errores”.
Tratar a las personas con dignidad fue siempre un componente clave del plan de negocios de Sam. La verdad es que, él tenía una gran afinidad con las personas. Todos. De cualquier nivel, ricos, pobres, blancos, morenos, hombres, mujeres, gente del pueblo, gente de la ciudad, a él le gustaban todas las personas. Pero también Sam reconoció perspicazmente el poder de hacer que todos crean en la misma visión y trabajen hacia la misma meta. Se dio cuenta que no podía hacerlo todo por sí mismo y que la forma de tener éxito sería llenando de energía a todos los miembros del equipo para hacer y para convertirse en lo mejor. Además de todo el hecho de que las personas generalmente tienen más capacidades que las que por lo general les reconocen, se dedicó a animar a sus socios escuchándolos y tratándolos bien.
Sam tenía una cita enmarcada en su oficina que recordaba constantemente cómo se debe tratar a los demás: “Si usted trata un individuo como es, seguirá siendo lo que es; pero si usted lo trata como debiera y pudiera ser, él se convertirá en lo que deba y pueda ser. (Johan Wolfgang Goethe)”. Nunca minimice el impacto positivo que una palmadita en la espalda o una palabra a tiempo puede hacer.
Todas las personas merecen ser tratadas con respeto y dignidad ya que, después de todo, Dios nos creó a todos a su imagen. Las personas necesitan sentir que alguien se interesa por ellas; que al fin escucha sus ideas. La ganancia de la inversión de un «gracias » es infinita porque no cuesta nada, pero lo que más le importa a las personas en ese tiempo es la atención. Hace varios años, Peter Druker, un autor prolífico y pensador asombroso en el tema de liderazgo, se le preguntó acerca de lo que él pensaba cuales eran las tres cosas más importantes que él había aprendido acerca del liderazgo. Su respuesta fue:
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Mantener las cosas simples; no complicar lo que uno haga.
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Las dos frases más importantes son «por favor» y « gracias».
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Nunca preguntar quién tiene la razón, sino preguntar más bien qué es lo correcto.
El liderazgo no es ejercer autoridad, es facultar a las personas.
Desearía que cada supervisor, cada administrador, cada oficial, cada director ejecutivo, cada líder en toda organización pudiera comprender esos tres simples puntos. Nos suenan sofisticados o significativos, pero si se comprenden y se practican, harían un profundo impacto en cualquier organización.
¿Qué puede ser más importante que motivar a su personal por medio del respeto de la atención? ¿Cómo cree que se sentirán los que trabajan junto con usted si supieran que usted los considera muy importantes?
Creo firmemente que la mejor opción que puede tomar cada líder o administrador en cualquier frente que lidere, es inspirar el desarrollo de un espíritu de equipo haciéndolo con su ejemplo, es aplicar ese principio de vida que le motiva a ser un líder siervo, es decir aquel líder que busca hacer con su equipo, lo que quisiera que hicieran con él mismo, cumpliendo ese principio bíblico de servir antes que ser servido; esta premisa permitirá que cada vez que su ejemplo sea notado por su equipo, éste por si solo, le brindará el resultado que tanto busca como jefe.
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