La cancha está abierta

Editorial edición 163
Agosto 2024
Convenios, acuerdos y hasta proyectos de ley están siendo aprobados para darle un marco de apoyo a la economía cooperativa.
¿Qué falta ahora?
El cooperativismo es la integración de personas para alcanzar un objetivo en común o solucionar alguna dificultad o condición a las que están sometidas.
Permanentemente y desde la crisis financiera de 1998 cuando fueron fuertemente golpeadas cientos de cooperativas y otras simplemente desaparecieron, la dirigencia cooperativa ha estado pidiendo a cada Gobierno y Congreso la posibilidad de la inclusión del modelo solidario para la realización de negocios y planes sociales a través de las empresas asociativas.
En los pasados meses hay una mayor atención hacia los gremios, el respaldo se ha visto materializado con una mayor escucha a sus peticiones por parte de las autoridades; incluso a grados que para algunos analistas podrían afectar los programas de control que buscaban el cumplimiento de disposiciones legales en un entorno cada vez más competitivo, por ejemplo donde se exigía una mayor profesionalización especialmente de los Consejos de Administración o se generaba un marco de respaldo financiero a la actividad crediticia. Como lo impone la llegada de nuevos actores internacionales en sectores como el financiero donde las fronteras tienden a caer a través de sistemas digitales.
Ahora con la inclusión del cooperativismo dentro del Plan de Desarrollo y una mayor aceptación por los organismos de promoción del Estado, la presentación de varios proyectos de ley y la vinculación de productores y empresas a programas sociales la posibilidad de nuevos negocios está ahí.
En cualquier escenario político el cooperativismo no debe renunciar a su proceso de autogestión. Solo él puede determinar su futuro empresarial y la incidencia que tendría en los diferentes
sectores de la economía sea de producción o servicio. Ahora se reduce el argumento de una cancha desigual.
Su posibilidad de crecer dentro de diferentes nichos donde la población está más cerca de la empresa cooperativa; sea el barrio, el pueblo o la región, es otro factor el cooperativismo
tiene como argumento básico para llegar a intervenir con su oferta comercial, pero, sobre todo, con la integración de sus comunidades en esos procesos autogestionados.
Solo en manos del cooperativismo y de sus cooperativistas está el futuro del modelo asociativo, y aunque las condiciones sean ahora aparentemente más incluyentes, la capacidad de respuesta a ese marco que le están poniendo las entidades del Estado derrumba los argumentos que frenaban la ejecución de planes de producción, distribución y comercialización.
Poniendo su oferta al frente.
El panorama no es diferente para toda América. Así lo demuestra nuestra entrevista con Graciela Fernández Quintas presidente de la ACI Américas, que nos permitió concluir, que cualquiera que sea el panorama, el grupo político al frente del gobierno o la inclinación de la cancha, el Cooperativismo solo lo salvará los cooperativista.