Emprendimiento solidario, actualidad naranja y M.Coady
Alveiro Monsalve Z.
Consultor
Conviene a veces volver a los orígenes de emprendimientos solidarios que han dejado huella en el movimiento cooperativo americano, incluida Colombia, que aportarían hoy en día, grandes lecciones a muchos jóvenes emprendedores que desearían contribuir a la construcción de una nueva economía alternativa, diferente a la economía naranja que se nos propone actualmente en el país.
Todo empezó en Antigonisch
A finales del siglo XIX, Antigonish era un poblado de pocos habitantes situado en la península de Nueva Escocia, en Canadá, hacia Océano Atlántico.
Desde 1550 se tiene noticia de que a esta península llegaba un gran número de inmigrantes escoceses, irlandeses y franceses –en el propósito de construir bienestar para sus familias- que con mucho esfuerzo viajaban de Europa a Canadá. Buscaban hacer fortuna mediante la pesca de langosta, bacalao y salmón o a través de explotaciones madereras, minería, ganado, o cultivo de fresas, manzanas y papas.
Desde 1866, se registra en Antigonish el nacimiento de la Universidad San Francisco Javier. Sus estudiantes, católicos y no católicos, provenían de las regiones marítimas y sus profesores, religiosos en su mayoría, se habían formado en Roma, Montreal o Quebec.
En 1910, recién ordenado sacerdote en Roma a la edad de 28 años se incorpora como docente a la Universidad un activo joven, alto, corpulento, de amplia frente y rostro amigable, de nombre Moses Michael Coady. Su voz clara y armoniosa, sus palabras elegantes pero sencillas, sus frases convincentes, lo destacaron posteriormente como un orador reconocido entre la comunidad católica de su época.
El Padre Coady comprendía muy bien las necesidades e intereses de los campesinos y obreros de las provincias marítimas, teniendo en cuenta que también él, como ellos, había nacido en una granja -en la misma Nueva Escocia, en 1882-, se crió haciendo labores del campo como casi todas las familias irlandesas, hijo mayor de doce hermanos; desde muy joven comenzó su preocupación por el alto número de jóvenes que se quedaban sin empleo en las fábricas de acero o en las minas de carbón y por esta razón migraban a Boston a trabajar en servicios domésticos de toda índole.
Cierto día, cuando aún no había cumplido sus veinte años, el joven Coady determinó aplicarse al estudio académico con el mayor ahínco y prepararse en los más amplios conocimientos –sobresalía en matemáticas-, para poder ayudar a sus coterráneos en la organización de empresas productivas y rentables, de tal manera que tuvieran una buena razón para permanecer felices en la tierra.
Universidad y comunidad
En la Universidad San Francisco Javier, cuando estaba a punto de estallar la crisis mundial capitalista de los años 30, se respiraba un agitado ambiente de cambio y sensibilidad social entre los estudiantes y profesores. Fue creado entonces en 1928 el Departamento de Extensión –desde 1921 ya existía en la Universidad la Escuela del Pueblo-, con el fin de impartir educación para adultos, educación para las personas del común, “trayendo así el pueblo a la Universidad”.
El Padre Coady, a sus 47 años, fue nombrado director del Departamento de Extensión desde donde asumió sin descanso la misión de impulsar una nueva cultura de organización económica y social entre los pescadores marítimos, los taladores de madera, los obreros de las minas, los granjeros y agricultores de toda la península de Nueva Escocia. “El principio de la reforma social fue la reforma económica”; esto fue claro desde el comienzo para el futuro movimiento de Antigonish.
Fue amplio el número de sacerdotes y profesores -vinculados a la Universidad San Francisco Javier-, que por esa época se comprometieron con la acción educativa para adultos por medio de la cooperación económica.
Sobresalieron Alexander Thompson –que tenía contacto directo con Juan Bosco, eminente educador de Italia-, Joseph Alexander Mac Donald, Hugo McPherson y M. Thompkins. Estos dos últimos viajaron por todo el mundo en busca de nuevas ideas educativas. MacDonald ayudó a consolidar el cooperativismo de Puerto Rico. En este grupo se destacó el P. Coady por su espíritu emprendedor y sus convicciones basadas en el cooperativismo puro de los Pioneros de Roschdale.
Todos ellos encontraron en los Clubes de Estudio, en las Asambleas de discusión y análisis, en los trabajos de equipo para encontrar soluciones colectivas a los problemas económicos, en los Círculos de Ahorro o de Consumo y en las novedosas experiencias educativas entre adultos -donde los que más sabían ayudaban a los que menos sabían-, la filosofía básica que dio proyección internacional al Movimiento cooperativo internacional de Antigonish.
Dueños de su propio destino
Ya mayor Monseñor Coady, “con alma de poeta y mente de matemático”, como escribió en su biografía Alexander Ladislaw destacado cooperativista de la ACI, después de sufrir un pre infarto que menguó un poco su vitalidad, en el silencio de su habitación comenzó a escribir un libro maestro, lleno de sabiduría, digno de leer por todo cooperativista, sobre su experiencia incomparable con el movimiento Antigonish, que tituló: “Dueños de su propio destino”.
A lo largo de las páginas de este libro es posible descubrir los secretos del bienestar social de la gente trabajadora alcanzado mediante la educación para adultos, la participación de la comunidad y el progreso autónomo de su organización económica a través de cooperativas.
Con base en las lecciones de su propia experiencia, el Padre Coady sentó las bases de lo que sería hasta el presente la versión Antigonish sobre los principios de los Pioneros de Roschdale:
- El ser humano está por encima de todo.
- Reforma social a través de la educación
- Educación pertinente con la realidad económica
- Educación a través de grupos de acción
- Reforma social para cambiar las instituciones
- La finalidad del movimiento de Antigonish es lograr el bienestar y la vida plena y abundante para toda la comunidad.
Los trabajadores –escribía M. Coady, “deben ser forjadores de su propio destino y la comunidad no debe esperar soluciones de agentes externos. Es la comunidad, como organismo vivo la que cure sus propios males, mediante la acción armónica de sus miembros y estando organizados bajo un principio vital en forma de cooperativa”.
“La curación de la sociedad tiene que venir de adentro, tiene que ser acción de grupo, de esencia cooperativa, que es el único medio a través del cual la sociedad puede llegar a ser una sociedad justa”.
En palabras de su discípulo Alexander Laidlaw: «si las cooperativas van a ser un movimiento popular verdadero, deben generar su propio poder desde adentro».
Los Clubes de Estudio
Los Clubes de Estudio Antigonisch se han utilizado ampliamente en África, el Caribe, Latinoamérica y el sur de Asia, particularmente en las aldeas de las zonas rurales y su metodología, enfoque pedagógico y positivos resultados prácticos, fueron el comienzo de la “evaluación y planeación rural participativa”, de la cual se ocupó ampliamente en Colombia el Dr. Rymel Serrano Uribe, entre los años 58 y 60 del siglo anterior, desde la creación en Bogotá, de Indesco Instituto de Economía Social y Cooperativismo, con Carlos Uribe Garzón, hace ya 60 años.
El Padre Ramón González Parra, quien aún vive en San Gil, aplicó también la metodología de Antigonish en el desarrollo del proceso de transformación económica, social y cultural, en la Provincia de Guanentá, Santander, promovida por su diócesis desde Sepas-Coopcentral, durante más de cuarenta años.
Debido a que los Clubes de Estudio en Nueva Escocia aumentaron la capacidad y voluntad de las personas más pobres a participar en su propio desarrollo económico y social, fueron una de las innovaciones más significativas en la línea de las cooperativas de ahorro y crédito, fundadas por Raiffeissen en Alemania, hacia 1864 y de Alfonso Desjardins en Quebec que dio origen hacia 1900 a las Credi Union norteamericanas.
Pedagogía internacional Antigonisch
En 1958 la Universidad San Francisco Javier creó como unidad independiente el Instituto Internacional Coady con el propósito de fortificar la pedagogía educativa de Antigonish a nivel mundial, un año antes de fallecer M. Coady a la edad de 77 años.
Grandes pedagogos cooperativos: el padre Coady desde Antigonisch, Alfonso Desjardins desde Quebec, James Peter Warbase desde Norteamérica. Antonio Fabra Rivas, español, radicado en Popayán, unido a Francisco Luis Jiménez, fueron destacados pioneros del cooperativismo en Colombia. Grandes entre grandes. Tengamos la seguridad, que la filosofía del modelo cooperativo, o del modelo solidario, como se le quiera llamar, haría mucho más por la transformación del país, que la economía naranja de la cual se espera tanto en la actualidad.