Apuntes sobre: Escuelas de pensamiento administrativo
Por: Prof. Oscar Bastidas Delgado.
Universidad Central de Venezuela
2 abril 2019
Aún con visiones empíricas y conceptos no acabados, el análisis de las organizaciones como fenómeno social objeto de estudio se convirtió en realidad a partir del S. XX con el apoyo de diversas disciplinas. Diferentes enfoques fueron sistematizados a la luz de discusiones y estudios prácticos de sus respectivos defensores, conformando lo que hoy se comprende como Teoría Administrativa, teoría que facilita la permanencia de la administración como una disciplina que tiene como objeto de estudio las organizaciones, y la gestión en particular como campo teórico y de aplicación de conocimientos en la conducción de organizaciones.
Las reflexiones desarrolladas condujeron inexorablemente a la formulación de teorías y los enfoques resultantes fueron agrupados por lo estudiosos del fenómeno organizacional en las denominadas escuelas del pensamiento administrativo, cada una con su conjunto de: “supuestos, creencias, valores sobre los cuales una comunidad científica busca acuerdos y da solución a determinados problemas”[1].
01. – ETAPAS Y ESCUELAS.
Se distinguen claramente tres etapas en esos estudios y en cada una se identifica con una escuela; éstas son:
1.1. – Escuela tradicional o clásica.
Tuvo su desarrollo durante el período comprendido entre 1900 – 1930, en el mundo occidental y en los contextos culturales de los Estados Unidos, Francia y Alemania. Frederick Taylor y Henry Fayol son sus representantes con mayor influencia; ella mediante la concepción de la organización formal y técnica buscó dar respuesta a problemas de productividad y eficiencia organizacional.
Taylor y sus seguidores intentaron por primera vez formular una teoría de la administración a partir de las tareas en las organizaciones. En su libro Los principios de la Administración Científica, Taylor[2] se refiere exclusivamente a la racionalización del trabajo de los obreros y se centra en la definición de principios aplicables a todas las situaciones de la empresa. Para él, la organización racional del trabajo se basa en el análisis del trabajo operacional, en el estudio de tiempos y movimientos, en la división de las tareas y en la especialización del trabajador; buscaba la eliminación del desperdicio, la ociosidad de los obreros y la reducción de los costos de la producción. Concibió que la estandarización del trabajo simple y repetitivo de las líneas de producción y montaje aseguraba la eficiencia.
Fayol, por su parte, como lo muestra su obra Administración Industrial y General[3], se preocupó por definir la administración y las funciones básicas de la empresa (planear, organizar, dirigir, coordinar y controlar), buscando establecer los llamados principios generales de la administración como procedimientos aplicables a cualquier organización. Para Fayol, existe una proporcionalidad de la función administrativa, que se reparte en todos los niveles de la empresa.
Su énfasis en la estructura lo llevó a entender la organización formal como una disposición de órganos o partes por lo que para estudiarla propuso caracterizarlas según su grado de división del trabajo y la especialización de sus órganos, estableciendo que para su funcionamiento debe establecerse un nivel de coordinación. Fayol entendía que la división del trabajo puede ser vertical según los niveles de autoridad, u horizontal dependiendo de la departamentalización adoptada. Para explicar mejor la administración propuso los elementos del denominado proceso administrativo, la existencia de la línea de autoridad y de los órganos de staff para la prestación de servicios y de consultoría.
En la postura de Taylor y Fayol se ubica Elton Mayo con sus aportes a partir de su experimento para identificar la relación entre la intensidad de iluminación y la eficiencia de los obreros en la producción en una fábrica de la Western Electric Company, barrio Hawthorne de Chicago: Experiencia de Hawthorne, 1927 – 1932[4]. Este experimento se extendió a la fatiga, los accidentes de trabajo, la rotación de personal y las condiciones físicas del trabajo sobre la productividad de los empleados; verificó que los resultados fueron afectados por variables psicológicas por lo que puede afirmarse que los experimentos de Mayo marcaron el surgimiento de una concepción basada en valores humanos, que se desligó totalmente de la preocupación anterior escuela.
A partir de Hawthorne el grupo social quedó definitivamente incorporado a la historia de la administración como una realidad ineludible. Esta escuela cumplió el papel de precursora de la historia de la administración, proporcionó a la gran empresa una tecnología apropiada a ella; sus planteamientos reinaron durante la mayor parte del siglo pasado.
1.2. – Escuela de las Relaciones Humanas y del Comportamiento.
Esta concepción surge entre los años de 1930 – 1960 e intentó comprender el lado humano de las organizaciones estudiando la organización informal; buscó conciliar la función económica de la organización, producir bienes y servicios para garantizar el equilibrio externo, con la función social, brindar satisfacciones a los participantes para garantizar el equilibrio interno, tratando de comprender los conflictos propios de los objetivos de la organización con los individuales de sus actores bajo el supuesto de que tanto el comportamiento organizacional como el individual están influidos y responden al entorno e influyen en la productividad y eficiencia organizacional. Entre sus representantes destacan: Abraham Maslow, Frederick Herzberg, Douglas McGregor, Kurt Lewin, Warren Bennis, Edgar Schein H. Simon.
Esta escuela se nutre de la psicología y de la sociología y bajo el supuesto de que el hombre es un ser social y que su respuesta en términos organizacionales está más en función del grupo que como ser individual (hommo social); acepta que las personas deben satisfacer necesidades como las gregarias que las llevan a vivir en grupo o en organizaciones sociales y que son dotadas de un sistema psíquico o capacidad para organizar sus percepciones en un todo integrado; que tienen aptitud para el aprendizaje, comportamiento orientado al logro de objetivos complejos y variables capacidad de integrar el lenguaje al razonamiento abstracto, por lo que es natural que el conflicto haga parte de los procesos humanos. Los aportes individuales fueron determinantes.
Maslow argumenta en Motivation and Personality[5], la existencia de una escala ascendente de necesidades que se inician por las fisiológicas como el afecto, cobijo y alimentación, que es necesario comprender para motivar a las personas; para mejor comprensión de su teoría estableció una jerarquía de las necesidades humanas con apoyo de una imagen útil para visualizar cuáles superar en primer lugar para enfrentar otras y, mediante superaciones sucesivas, llegar al nivel de la autorrealización, estadio en el que la persona es capaz de determinar cual rumbo conceder a su vida y actuar en consecuencia gracias a los conocimientos, habilidades y herramientas intelectuales y manuales adquiridas previamente.
La pirámide posee cinco niveles, los primeros cuatro agrupan las necesidades primordiales o de déficit el quinto la “autorrealización” o “necesidad de ser”. Según Maslow, la contradicción entre las fuerzas de crecimiento y las regresivas origina movimientos ascendentes o descendentes en la jerarquía.
GRÁFICO. PIRAMIDE DE MASLOW.
Por su parte, Frederick Herzberg en su obra The motivation to work[6], establece dos categorías que motivan el trabajo: Los factores de higiene que atienden las necesidades animales y los factores motivacionales que satisfacen las humanas; para él la verdadera motivación se deriva de los logros, del desarrollo personal, de la satisfacción en el trabajo y del reconocimiento.
Mc Gregor en su libro El lado humano de la empresa[7], describe el comportamiento de los trabajadores bajo dos formas: la Teoría X y la Teoría Y. En la primera asume que los trabajadores son vagos por naturaleza y consideran al trabajo un mal necesario para ganar dinero por lo que necesitan que los supervisen y motiven, en la Teoría Y asume que quieren y necesitan trabajar. Ante esta incompatibilidad intentó desarrollar la Teoría Z sin lograrlo debido a su muerte; su relevo fue asumido por William Ouchique se valió del concepto de la Teoría Z y analiza los métodos laborales japoneses en su libro del mismo nombre[8].
Edgar Schein aporta a la variable cultura organizacional en su libro Organizational culture and leadership[9], la describe como serie de supuestos básicos, inventados, descubiertos o desarrollados por un grupo organizacional determinado a medida que resuelve problemas; por su parte H. Simon, en su obra sobre el comportamiento administrativo, insiste en la necesidad de un vocabulario para la administración, afirma: “Antes de establecer “principios” inmutables de administración, debemos ser capaces de describir exactamente, con palabras, el aspecto que presenta una organización administrativa y su forma de trabajar”[10].
Como un intento de síntesis entre ambas escuelas surge en los 50s un enfoque estructuralista hermanado con la sociología de la organización que buscó comprender las relaciones entre el entorno o ambiente externo y la sociedad organizacional utilizando preceptos de ambas escuela como los de la organización formal e informal y las recompensas y sanciones intentando tipificar las organizaciones según sus actividades.
1.3. – Escuela Neoclásica u Holística.
Se desarrolla a partir de 1960 en el contexto estadounidense al igual que la Escuela del Comportamiento se nutre de anteriores propuestas; enfatiza en: 1. – La práctica administrativa al afirmar que la teoría solo se valida si es observable en la práctica; 2. – en los principios generales de la administración vistos de manera flexible; y 3. – en los objetivos y resultados al afirmar que toda organización existe para alcanzarlos y no como un fin en sí misma.
Peter Drucker, austriaco, es su principal exponente. Reconocido como el padre del management como disciplina, autor de una treintena de libros dedicados a la innovación, al emprendimiento, la gestión de las organizaciones, sistemas de información, sociedad del conocimiento, sociedad poscapitalista organizaciones sin ánimo de lucro, combinando sus reflexiones con consultorías empresariales, destacando la desarrollada en la General Motors, difundió aportes sobre la estructura multidivisional, gracias a su libro The Practice of Management publicado en 1954 con referencias a empresa como la Sears Roebuck & Co., Ford, IBM otras.
Drucker fue pionero del concepto de la Dirección por Objetivos; afirma que toda organización posee cinco aspectos importantes: 1. – Son órganos sociales que pretenden la realización de tareas sociales; 2. – Tienen una dimensión administrativa común; 3. – Son diferentes en sus objetivos y propósitos pero semejantes en lo administrativo; 4. – Son ficciones legales pues por sí mismas nada hacen, son sus participantes quienes hacen, deciden y planean; y 5. – Deben ser vistas desde la perspectiva de la eficiencia y de la eficacia.
1.4. – Dos variantes: La Teoría General de Sistemas y el Enfoque Situacional.
La Teoría de Sistemas desarrollada por Von Bertalanffy se extendió a todas las ciencias, incluyendo la Administración. Desde su óptica, las organizaciones tienen límites relativamente definidos, formulan objetivos y desarrollan la morfogénesis o capacidad de modificar sus estructuras; esta teoría aplicada a las organizaciones permite observarlas como sistemas abiertos con un comportamiento probabilístico y no determinista, con capacidad para disminuir la entropía y equilibrarse gracias a la homeostasis, como proceso referido al equilibrio dinámico con respecto a entradas y salidas de materiales, energía e información a las relaciones con el entorno.
El enfoque situacional es más reciente, sus orígenes se remontan a las investigaciones de Chandler, Burns y Stalker, Woodward Lawrence y Lorsch; este enfoque afirma que un alto porcentaje de lo que ocurre en las organizaciones es consecuencia de lo que sucede fuera de ellas por lo que colocan énfasis en el entorno y las interdependencia creadas lo que las obliga a adaptarse a los entornos para mantenerse.
0.2. – LA ADMINISTRACIÓN: ¿ARTE, TÉCNICA O CIENCIA?
Los estudios de estas Escuelas apuntaron a formular una teoría que explicase el fenómeno organizacional, teoría que se calificó como Teoría Administrativa y se resume con el término Administración. Una distinción importante a dilucidar acerca de la Administración es si ella puede ser calificada como arte, técnica o ciencia, distinción fundamental para ubicar el quehacer de un Tecnólogo en Gestión de Empresas Solidarias.
El arte, según Whitehead“ … es una adaptación intencionada de la apariencia de la realidad”[11], adaptar, per se, es el acomodo de algo en función de lo que se desea de ese algo, con un deseo impregnado de la intuición del artista para conceder lo que él considera belleza a la obra que finalmente ejecute. La actividad artística no transforma la realidad, es la interpretación de la realidad a través de la subjetividad del artista quien le agrega su originalidad, el resultado será la obra de arte y su aceptación y universalidad estará dada por la medida en que el artista transmita mediante su obra, percepciones universalmente válidas a quien la observe.
La técnica por su parte pertenece a una dimensión diferente de la artística. Según Kliksberg, su objetivo “es la transformación de la realidad, mediante una relación de carácter normativo con los fenómenos que la componen”[12], citando a José Babini agrega: “La técnica tiene por objeto mejorar o perfeccionar la realización o la producción de un fenómeno, de un proceso, o de una estructura dados”.
Para establecer reglas de acción aplicables a la realidad, el humano debe apelar a diversas fuentes como la experiencia, la intuición y el conocimiento científico, las dos primeras proporcionan soportes a formas de acción pero no son generalizables y están limitadas en sus alcances y eficiencia; el conocimiento científico, por el contrario, es la fuente que puede establecer normas generalizables y permanentes.
La relación es clara, afirma Kliksberg, la ciencia explica determinada realidad mientras la técnica se propone transformarla, “pero solo podrá operar sobre ella de modo eficiente si parte de la comprensión de su naturaleza, su dinámica de funcionamiento e interrelaciones” por lo que puede afirmarse que el conocimiento técnico se estructura a partir del conocimiento científico.
La ciencia, sinónimo en latín de conocimiento, es el conjunto estructurado y articulado de conocimientos aplicables a una realidad con la intención de explicarla. El conocimiento científico se forma por la sinergia de observaciones, mediciones, experimentos y reflexiones acerca de lo observado, método científico, que permiten construir hipótesis explicativas de determinados comportamientos, de las cuales deducir principios y leyes dependiendo del fenómeno observado.
El científico presupone que la realidad existe y es comprensible y explicable con categorías apropiadas en términos de retrodicción o estimación de situaciones pasadas, actualidad y predicción. Aplicada esta concepción al estudio de los humanos y los grupos por ellos constituidos se estaría en presencia de las llamadas ciencias sociales y la Administración ocuparía un espacio en éstas.
Los autores concentran el debate entre la Administración como técnica y como ciencia. Sobre ella como ciencia también existen divergencias, mientras Taylor afirma que es ciencia y no regla empírica, otros niegan su carácter científico. Sin desestimar la importancia de esta discusión, la Administración si utiliza métodos científicos para explicar un fenómeno real, el organizacional, parte de hipótesis y valora enunciados científicos pero sin universalizar aún sus conclusiones.
Esta ausencia de universalidad es mayor en la medida en que los estudios de la Administración se han focalizado en las concentraciones monopólicas o grandes empresas y las públicas en segundo plano; no se han estudiado con profundidad formas organizacionales como las de la Economía Social y las de su variante o subconjunto: la Economía Solidaria (ESol).
Esa discusión no niega que la Administración marcha hacia la conformación de una escuela científica propia, ni su importancia para explicar el funcionamiento de las organizaciones y facilitar lo técnico; tampoco niega la opción de conformar una suerte de escuela latinoamericana de administración a la altura de nuestra realidad, intentos se han hecho y esfuerzos serios se realizan, las experiencias de Economía Social deben ocupar justo lugar en el panorama resultante.
Para efectos operativos se asume la siguiente definición de Administración:
“Campo del conocimiento que tiene por objeto el estudio de las organizaciones en sus diversas expresiones, tanto en sus dimensiones internas como en las relaciones que ellas establecen con la sociedad”.
[1] Kuhn, Thomas. La estructura de las revoluciones científicas. México: Fondo de Cultura Económica, 1986.
[2] Frederick Winslow Taylor. Management Científico. Biblioteca de Dirección de Empresas. Barcelona: Ediciones Orbis, 1984.
[3] Fayol, Henry. Administración Industrial y General. Biblioteca de Dirección de Empresas. Barcelona: Ediciones Orbis, 1986.
[4] Mayo, Elton. The social problems of an Industrial Civilization. Cambridge, Mass: Harvard University Press, 1947.
[5]Maslow, A. Motivation and Personality. New York: Harper & Row. 1954.
[6] Herzberg, F., The motivation to work (con Mausner, B. y Snyderman, B.). New York: Wiley, 1959.
[7] Douglas McGregor. El lado humano de las organizaciones. Bogotá: Mc Graw Hill Interamericana, S.A. 1994.
[8] Ouchi William. La teoría Z. Biblioteca de Dirección de Empresas. Barcelona: Ediciones Orbis, 1986.
[9] Schein, E.H., Organizational Culture and Leadership, San Francisco: Jossey – Bass, 1985.
[10]Simon, H. El comportamiento administrativo. Traducción de A. L. Ros, Aguilar Madrid. 1962.
[11] Alfred North Whitehead. Aventura de las ideas. Compañía General Fabtril editora. Buenos Aires, 1961. p. 277.
[12] Ver Bernardo Kliksberg. El pensamiento administrativo. De los dogmas a un nuevo paradigma gerencial. Editorial Tesis. 12va. Edición. Buenos Aires. 1990.
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