Se alarga la fiesta inflacionaria
Editorial edición 154 Octubre 2023
Muchos justificaban que la demanda de productos aumentó, porque la gente estaba saliendo de sus casas, después de la Pandemia, temporada de alta concentración de la riqueza para las multinacionales, y que esto había disparado los precios de los productos, especialmente farmacéuticos, tecnológicos y aspiracionales. Después llegó otro capítulo. El 23 de febrero de 2022 se dio la operación militar de Rusia contra Ucrania, se desató una segunda temporada de inflación mundial. Esta vez por el incremento de los precios del trigo y después por los fertilizantes provenientes
de esa región del planeta. A esto se sumó las sanciones económicas contra Rusia y las voladuras de Nord Stream, que dejaron sin gas a buena parte de Europa para la producción de electricidad. Ahora los electores alemanes, y próximamente los franceses, ya empiezan a señalar a sus dirigentes como los responsables de la deslocalización de sus empresas, que cada vez más migran hacia EE.UU. El desempleo aumenta en Europa. Ya ni Basf, el orgullo alemán logra mantenerse en su país. Y así se lo empezaron a cobrar a Olaf Scholz los votantes germanos. Los hechos pasaron de
agache por el ataque de Hamás en Israel. Ahí, las imágenes hablan por sí solas. Claro, ahora hay más imágenes de las que se vieron en la operación militar de Putin contra Volodímir Zelenski.
Entre tanto, EE.UU. trata de mantener y hasta recoger los bonos de su deuda, muchos de ellos en poder de China. Mientras la Reserva Federal (FED) mantiene por encima de cinco por ciento
su tasa. lo que presiona que los bancos centrales no puedan bajar sus promedios de intervención, pues el contagio inflacionario es mundial. Los nuevos movimientos en el oriente medio sirven
para trasladar la ayuda financiera y militar que el país del norte tenía destinada a Ucrania.
Una semana antes, la discusión que le costó el puesto Kevin McCarthy como líder de la Cámara baja, se daba en medio de argumentos de sí seguir o no enviando recursos para la guerra euroasiática, para muchos estancada.
Pero ahora con los hechos violentos de Israel y la decisión de atacar Gaza los portaaviones se enviaron con premura, también 8000 mil millones de dólares que mantienen los precios de los bonos
norteamericanos según los expertos, evitando así la devaluación del dólar. ¿Quién seguirá ganando en este nuevo ataque?
Al panorama geopolítico, se suma un año de elecciones en EE.UU. La entrada de nuevos países a los Brics, a quienes les gusta más el oro como respaldo de sus monedas y la inestabilidad de los precios del petróleo que podrían subir de prenderse el polvorín de oriente medio. Esta vez con varios países con botones nucleares a la mano.
La fiesta continuará: Esta semana El Fondo Monetario Internacional presentó su informe: “Políticas financieras y climáticas para una era de tasas de interés altas”. En la introducción el organismo
internacional señaló. “Los riesgos para el crecimiento mundial continúan inclinados hacia un empeoramiento de la situación ya que la inflación sigue siendo elevada y se prevé que las tasas de interés continuarán siendo altas durante más tiempo”.
El análisis se divide en tres capítulos: 1. ¿Aterrizaje suave o brusco despertar? 2. Una nueva mirada a las vulnerabilidades bancarias mundiales. y 3. Políticas del sector financiero para movilizar
financiamiento privado para el clima en las economías de mercado emergentes y en desarrollo.
Para no alargar más este texto solo quiero rescatar este párrafo del resumen ejecutivo del primer capítulo: “La inflación subyacente sigue siendo alta y está disminuyendo sólo lentamente en
muchas economías avanzadas, por lo que los bancos centrales podrían tener que mantener una política monetaria más restrictiva durante más tiempo de lo previsto por los mercados”.
Con este panorama se mantendrá la tensión en sectores como el cooperativo y financiero colombiano que deberán monitorear esta situación. A nuestro parecer son agentes externos lo que más
influyen en que la inflación monetaria se mantenga. Necesitamos un acuerdo social que reduzca los precios locales del sector real.