El acto cooperativo, cada vez menos solidario
El mercado, intermediar, margen, ganancia, palabras que se reemplazan por solidaridad, menor valor, beneficios y excedentes.
En la carrera por sobrevivir, donde los procesos deben ser más eficientes, se estaría confundiendo esas palabras y mientras muchos buscan un crecimiento empresarial, la mutualidad pasa a un
segundo plano, donde se ejecutan, como cumpliendo una lista actividades sociales necesarias para el requisito legal.
El nombre del asociado desaparece y su documento es registrado en la base de datos. La inteligencia artificial lo clasifica y califica como sujeto de beneficios de acuerdo a su puntaje financiero. Ya hay asociados de primera y segunda categoría.
¿Clientes rentables y otros que deberían ser descremados? Claro – es que estamos protegiendo el capital institucional construido por nuestros asociados y no podemos ponerlo en riesgo.
-La frase se escucha cada vez más.
Las ineficiencias en las actividades sociales y la mayor distancia con el asociado, dueño, gestor y en algunos casos fundador, son reemplazadas por nuevos requerimientos tecnológicos que
permitirían reducir los márgenes, aumentar la eficiencia, bajar los costos y crecer sin la necesidad de una mano de obra costosa.
No estoy justificando la ineficiencia, pero si preguntando un poco, si esa necesidad de mejorar las cifras, sea para el público interno o para los organismos de control, es una trampa, con la que desaparece esa intención de crear algo propio como querían los pioneros y fundadores de una cooperativa. Estas cifras se han convertido en una obsesión para algunas administraciones.
¿Sería mejor pensar en ser más pequeños, pero a la vez más familiares con los asociados? claro, para competir en un mundo exigente el tamaño importa. ¿Pero no será ese afán de crecer el que esté
llevando al cooperativismo a un tamaño que lo involuciona? La pregunta está planteada.
Editorial de la edición 153- septiembre 2023
Fotos: pxfuel