Las carreras de drones un deporte tecnológico
Por: Gloria Umbacia
Periodista
Especial para Gestión Solidaria
Quien creyera que al sur occidente de Bogotá se ubica una gran bodega habilitada como hangar. En su interior, se alberga un avión DC9-300, dos helicópteros y un taller de mecánica de aviación donde los estudiantes de la Corporación Educativa Indoamericana realizan sus prácticas académicas.
Precisamente, ese fue el escenario perfecto en el que se llevó a cabo la competencia de la tercera válida de drones, evento organizado por la escuela de aviación Indoamericana y la Liga Colombian Drone League en el que participaron 12 pilotos en la categoría TinyWhoop.
Todo estaba dispuesto: conos de señalización, ‘gates’, tunes, ‘slalom’, escaleras, tubos iluminados, ‘stars’ y ‘stops’ se ubicaron a lo largo y ancho de la bodega y, al interior de las aeronaves, conformando un escenario de diversos obstáculos que debían enfrentar los experimentados pilotos de drone.
Desde las doce del mediodía y hasta las siete de la noche, el hangar fue el epicentro del circuito deportivo, evento con el que los organizadores buscan fortalecer la industria del entretenimiento con carreras de drones en el país.
Los que estuvimos como espectadores aprendimos datos curiosos como que en la categoría TinyWhoop se utilizan drones pequeños FVP (First Person View), que pesan alrededor de 25 gramos y cuentan con una autonomía de vuelo de 3 a 4 minutos.
Los drones son complementados con unas gafas FVP, las cuales les permiten a los pilotos ver los lugares por donde pasa el drone mientras está volando; es como si el piloto estuviera en una cabina de avión dirigiendo la ruta de la aeronave no tripulada, como también se les dice a estos pequeños aparatos electrónicos. En síntesis, las gafas son la herramienta visual del piloto para que vea que está sucediendo y, así mismo, pueda esquivar los obstáculos que se presenten a lo largo de la carrera.
Sin lugar a dudas la persona que más disfruta de la competencia es quien pilotea cada ‘hit’, correspondiente a dos recorridos o vueltas. Los que estamos de espectadores “sufrimos” cuando vemos que los diminutos aparatos no logran sortear los diversos elementos que impiden su avance o con los que se estrellan.
Al final del día todos estaban felices por la competencia, los tres mejores tiempos luego de la suma de todos los circuitos fueron premiados con dinero en efectivo. Para terminar el último dato curioso, para la aeronáutica colombiana todas las aeronaves, incluidos los drones, están en la misma categoría de un avión de 90 pasajeros.