Después de la fiesta viene el guayabo
La economía mundial se contrajo, como era lógico, debido a las medidas de movilización que buscaron controlar el contagio del virus. El precio del petróleo llegó por debajo de los 50 dólares y se quedó durante meses deprimido. Las materias primas bajaron sus precios y en algunos casos como el consumo de productos de tecnología mostraron varios picos, sin embargo, la industria redujo su producción y apenas pudo responder a la demanda.
La reducción de precios se dió por la contracción en la demanda, lo que acumuló la oferta ya existente y frenó la cadena logística. Una política de reducción de tasas de interés fue generalizada. El manual se aplicó en los bancos centrales. Bajaron sus tasas de intervención y aumentaron la velocidad de emisión para responder a mayores exigencias fiscales y los gastos, la mayoría generados por la seguridad social de cada país. Con este panorama los capitales se refugiaron en el oro, la plata, gas, aluminio, acero y países, que aunque con tasas neutras, daban la seguridad necesaria para sus inversionistas.
En los últimos meses la demanda ha mostrado un leve incremento. Ahora el aparato productivo empieza a reenganchar la mano de obra que había enviado a casa. Sectores como el de servicios avaló la teoría del trabajo fuera de la oficina, con nuevas plataformas soportadas sobre la nube y la industria aumentó sus procesos de robotización. Mientras que sectores como el turismo, los viajes y el transporte celebran el relajamiento de las medidas sanitarias, Todo ello con la aparición de las vacunas.
Ahora los bancos centrales empiezan a implementar medidas de contracción y han empezado a aumentar sus tasas de intervención. Los gobiernos de occidente presentan nuevas reformas tributarias para tapar los huecos dejados por programas que en su momento pretendían incentivar el consumo y América Latina se ha vuelto una gran animadora del emprendimiento, lo que hasta hace algunos años se veía como la alternativa de enganche de los que tenían menos probabilidades en el mercado corporativo.
Los programas de emprendimiento buscan mecanismos de supervivencia, poniendo en los primeros lugares de la receta el factor confianza y la necesidad de generar cadenas de colaboración, todo un cambio cultural. Cuando hace dos o tres décadas iniciamos una carrera por acabar lo que se clasificaba como industria poco competitiva y con los tratados de libre comercio se abría la competencia a productos que obligarían a mejorar la oferta local, la experiencia demostró que esos productos foráneos golpearon fuertemente la pyme, la que por sus características podía abrir nuevos puestos de trabajo. Ahora tan urgentes, por ejemplo en el sector téxtil.
Pero lo que los analistas no quieren aceptar es que la lección aprendida durante estos meses para el grueso de la población se dió en las finanzas personales, que hará que las compras sean fuertemente evaluadas por las familias. El endeudamiento se mantendrá contraído hasta que los niveles de desempleo lleguen a un dígito, tarea que debemos emprender entre todos. Pero quienes logran consolidar circuitos locales para productos básicos de la canasta familiar se lograrán proteger de alguna manera.
Los puertos de occidente tienen un represamiento de contenedores y el crecimiento de China va a la baja, según los analistas. Europa y EEUU se enfrentan a un invierno con déficit energético y problemas cotidianos, como la factura del servicio de luz, son apenas uno de los síntomas. No nos extrañemos que muchas de sus multinacionales quieran ajustar caja con las ventas de esta parte del planeta. Es decir el comercio internacional seguirá lento por unas semanas más y quienes pretendían abastecer sus anaqueles con nuevas mercancías temen que los pedidos no lleguen a tiempo para navidad.
La oferta de la temporada estaría baja, un aumento de las tasas de interés y un comercio local que ahora compite con un mercado internacional con mejores condiciones para la financiación y que puede vender directamente sin intermediarios locales, son algunos de los temores que enfrenta el comercio.
Con la reactivación, expertos sostienen que la temporada de inflación se mantendrá durante los próximos meses, por lo menos hasta que la logística mundial se regularice. Elementos como estos deben ser monitoreados constantemente por los diferentes sectores que ven como hechos tan alejados de nuestras costas pueden darnos un coletazo o despertarnos con guayabo.