Casas de bambú para las poblaciones más vulnerables
Por: Andrés Piñeros L.
Hace cinco años, Ecuador sufrió un fuerte terremoto de 7,8 grados. 671 personas fallecieron y cientos de seres humanos de la zona de Manabí, vecina de Colombia, y la provincia de Esmeraldas perdieron sus viviendas.
Pero como suele suceder, la tragedia se convirtió en una oportunidad. Cristina Latorre y Manuel Pallares encontraron la manera de aportar sus esfuerzos a la sociedad, a la comunidad más vulnerable. Así, lo que inicialmente fue la construcción de albergues provisionales, para apoyar a quienes lo habían perdido todo, se convirtió en una forma de dar respuesta permanente a las familias ecuatorianas en mayores condiciones de miseria.
Con el sugestivo nombre de Caemba, “Casitas emergentes de bambú”, esta pareja encontró lo que sería su razón de vivir. Una fundación que, poco a poco, ha llegado a más de 340 casas y a 800 obras en general, para suplir necesidades no solo de vivienda sino de centros de salud, y construcciones para fundaciones donde se adelantan actividades como talleres de baile, yoga y confección, que buscan apoyar, especialmente, a mujeres cabeza de familia; o aún a centros de salud que enfrentan situaciones como la pandemia del Covid-19.
“Otro proyecto que hemos desarrollado es el llamado “Deportes por la Vida”, que busca alejar a los jóvenes del grave problema de las drogas o del narcotráfico. Es así como Caemba y la Fundación Raíz del Ecuador contratan a entrenadores de Fútbol y Basquet”, explica Cristina Latorre, mostrando que la labor de estas fundaciones crece cada día más, aportando soluciones, de manera holística, a las necesidades de las comunidades del vecino país.
Así, estas fundaciones han ido llenando los requerimientos de una sociedad que busca la manera de que las comunidades salgan de una especie de patrón que pareciera imposible de superar: la extrema pobreza.
Cristina Latorre entiende, día tras día, el valor del voluntariado, como una forma de crecer como personas al ayudar a los demás, enseñando a quienes nacieron con oportunidades como es el caso de los jóvenes del colegio Americano de Quito el valor de ayudar a los demás. Es así como la generación del año 1988, logró construir 60 casas a lo largo de 2,5 años. Promoviendo un reto hacia los demás graduandos de este plantel educativo. No solo consiguiendo recoger fondos, sino haciendo que las demás promociones concursen para alcanzar mayor participación en la construcción de las casas Caemba.
Esta mujer emprendedora y su esposo afirman que están disponibles para servir de motivación a cualquier persona en el mundo que quiera replicar este proyecto. Es así como motivan el diseño y la construcción de casas elaboradas en un sistema que tiene entre sus ventajas el manejo responsable del medio ambiente, su calidad y el evitar la deforestación. “Tenemos un ciclo permanente de poda, cosecha y nuevo crecimiento. Con lo que logramos que una casa Caemba salga costando 2.900 dólares, cifra que equivale a un metro cuadrado de una casa de lujo en Quito”, según explica Latorre.
“Un país unido, amoroso y luchador” es la enseñanza que les ha mostrado este proyecto a Cristina, Manuel y todo su equipo de constructores de sueños; quienes nunca habrían pensado el giro que daría su vida hace cinco años.