La guerra de “Los Rose” o de “los roles”
Por: Irene Duque
*Periodista independiente sector solidario
La guerra de Los Rose, título original de la película estadounidense dirigida por Danny DeVito, en 1989, que hizo conectar al espectador con su vida cotidiana de tal manera que la llamó “ La guerra de los roles”, con Michael Douglas, Kathleen Turner y Danny DeVito como protagonistas, toma hoy suma importancia como referente para el sector cooperativo, por el título que le dio la opinión pública, no por original: La guerra de los roles.
En este contexto recuerdo lo sucedido cuando el cooperativismo, liderado con la convicción social y mística que caracterizó a quienes dejaron su legado, luego de una intensa gestión para dotar al sector de un marco propicio para su desarrollo como parte fundamental de la economía nacional, ve con beneplácito la sanción de Ley 79, que además daba vía libre al tan anhelado sueño de crear el primer banco cooperativo.
Pero surgió lo inesperado. No hubo consenso entre las tres más importantes cooperativas de ahorro y crédito del momento para la creación de un Banco y menos para elegir a su gerente. La guerra de “los Roses” o de “Roles” fue evidente. Aquel “sueño de 25 años de lucha, de 23 fallidos proyectos e integración”, se frustró en primera instancia. Así lo registró el periódico “CLAMOR”, del sector cooperativo de Colombia editado por Coopdesarrollo, en su edición No.30 de 1989.
José t. Niño Rodríguez era el gerente-fundador de Coopdesarrollo, Ramiro Valderrama, de Uconal, ambos cooperativistas e Ismael Cabrera de Financiacoop, perteneciente a un nutrido grupo de “expertos” procedentes del mundo financiero, por invitación de los dirigentes cooperativos para la transferencia de conocimiento y complemento de los dos sectores, como una coalición en esa nueva meta.
Algo similar sucede hoy, como lo aseguran en sus reuniones, foros y encuentros los mismos representantes. No es clara la integración entre las empresas cooperativas ni entre los gremios del sector, pese a que se deberían colaborar entre si los unos, y los otros, centrase cada uno en su rol, en una sinergia positiva. Es decir, “sin pisarse las mangueras” como el adagio popular, para tomar de manera integrada, de una vez por todas, la vocería de los más de cuatro millones de “cooperados” representados en las cooperativas de los diferentes sectores de la economía nacional como la agricultura, la industria, el transporte, la construcción, la salud, los seguros, el ahorro, crédito, mas allá de que su acción «gremial» se focalice a destacar alguno en especial.
Toma vigencia la frase “premonitoria” que utilizó en otrora el padre jesuita Francisco Mejía, “Cooperadores antes que cooperativas” La guerra de los roles es antagónico al movimiento cooperativo, a la economía solidaria y al reconocimiento y al espacio que se merece. ¿Cómo esperar resultados diferentes si seguimos haciendo las mismas cosas?