Desjardins un ejemplo de integración para las cooperativas colombianas
Poder ofrecer todos los servicios financieros y sociales que necesita un asociado a una cooperativa son posibles sí se genera una economía de escala a través de la integración, pero esta solo es posible con la confianza entre las instituciones que quieran participar voluntariamente en el proceso.
En 1980 cuando fueron creadas la primeras cajas de ahorro y crédito en Quebec Canadá a cada asociado se le pidió un aporte de cinco dólares, la cifra nada despreciable para la época, fueron las semillas con las que se consolidó la Federación Desjardins. Cada asociado demoraba un año para reunir su cuota. 119 años después la Federación se consolida como una de las siete entidades financiera más sólidas del mundo.
Para alcanzar esta posición de privilegio tras un duro proceso en Quebec donde el modelo cooperativo formaba parte de la esencia de sus habitantes fue necesario desarrollar un nuevo proceso, el de fusiones. Es así que de unas 1500 cooperativas se pasó a tener 271, ninguna desapareció, ahora ellas actúan bajo una sola marca.
El movimiento, como pide ser identificado Desjardins, ha logrado mediante la fusión de sus cooperativas bases tener un portafolio completo para sus más de siete millones de asociados, una cifra que por poco llega a los ocho millones de habitantes que tiene Quebec- Canadá.
Gerardo Almaguer Presidente y Director General Développement International Desjardins señaló los puntos fundamentales de este proceso de integración que se inició en el año 2000, Ahora la Federación tiene una empresa de seguros y una Caja central que actúa como integrador de las operaciones bancarias de todas las 271 cooperativas bases.
Desde la Federación se dictan todas las políticas gruesas, se realizan las auditorias y se genera un proceso de autorregulación aceptado todo esto por el mismo gobierno Canadiense.
El director de la oficina internacional de Desjardins explicó que el trabajo internacional de la Federación se realiza desde hace ya 49 años lo que le ha permitido al movimiento canadiense estar presente por todo el mundo. “Hemos hecho programas de intervención para el desarrollo en más de 65 países en vía de desarrollo”, dijo.
Gerardo Almaguer Presidente y director general Développement international Desjardins, invitado al Congreso de Analfe, señaló que la fusión y generación de una gran entidad integradora es el mejor camino para el fortalecimiento del cooperativismo colombiano.
Un llamado a la autocrítica
Gerardo Almaguer invitado por Analfe a su Congreso Anual, que se realizó en Cartagena el pasado mes de Julio, señaló que el proceso de fusión ha dejado múltiples enseñanzas, pero sobre todo ha traído beneficios que permiten la supervivencia y competencia del modelo cooperativo cada vez más amenazado por una banca virtual que ha logrado ser más rápida y eficiente.
El ejecutivo de origen mexicano señaló que el movimiento cooperativo colombiano tiene grandes oportunidades, pero debe tomar una decisión definitiva rumbo a la integración. “Yo lo vería como un gran espacio de oportunidad, sin duda hay grandes avances y grandes resultados que se han logrado, a través de algunos organismos aquí en Colombia. Cuando veo el potencial y las perspectivas que existen considero que todos tendrían una mayor ventaja si trabajaran en grupo”, dijo a Gestión Solidaria.
Una de las primeras enseñanzas está en aceptar ser vigilado y con un seguimiento de una entidad que se financia con los recursos de las cooperativas base, es ser dirigido por su empleado.
“En el Caso de Desjardins cuando la Federación quiere cuestionar lo que están haciendo determinada cooperativa muchos responden que la Federación es propiedad de ellos y que no tienen porque ser corregidos o cuestionados ´por sus subalternos`. Eso es un elemento que está presente en todos los movimiento cooperativos y en las redes, por eso es muy importante estar muy integrada para entender esa dinámica. Yo no estoy diciendo que en el Grupo Desjardins esa es una etapa que ya pasó, son discusiones de todos los días”, dijo.
El proceso de autocontrol y apoyo a las administraciones locales desde la Federación es algo que se alimenta y se debe fortalecer todos los días. Ese es el gran desafío que tenemos nosotros en los países latinoamericanos, que queremos que las cosas se den rápido, sin embargo en este caso ha sido un trabajo de 119 años y que puede ser destruido muy fácil. “Ese trabajo de solidaridad puede ser desecho fácilmente si hay un grupo de personas que no compartan esta visión. Por ello te tienes que preocupar por estarte alimentando y retroalimentando todo los días” agregó.
El control directivo
Almaguer señaló que hoy cuando se ve el proceso en retrospectiva se destacan elementos que fueron difíciles de superar en su momento. Había dos presidentes de junta directiva; había dos gerentes; había 20 miembros de junta directiva y cada uno quería conservar su pedazo del pastel, su roll.
Sin embargo lo más interesante para Almaguer es que cuando se reconstruyen esos diálogos iniciales de la fusión con sus protagonistas muchos reconocen que la discusión más importante y la que llevaba más tiempo era la del nombre que iba a prevalecer en la nueva cooperativa. “Todo el mundo quería su marca. Y nosotros les decíamos, pero no es importante porque todos nos llamamos Desjardins y así nos presentamos. Eran discusiones de naturaleza humana muy comprensibles. Por eso es tan difícil que el movimiento tenga éxito, porque va en contra de esa individualidad que todos queremos conservar”, dijo.
El director de la oficina internacional de la federación de Quebec reconoció que sin duda hubo gerentes que perdieron su empleo, seguramente presidentes de junta directiva que dejaron de serlo, pero es ahí cuando se pusieron los intereses de grupo, por encima de los intereses de un individuo.
Sin competencia por regiones
En medio del proceso de fusión se evidenciaron competencia internas que se venían dando en las regiones entre las mismas cooperativas. “El respeto por la región que tiene cada cooperativa es una base de Dejardins y en determinado momento hubo la tentación de decir – Mi región es muy pequeña, es más atractiva la región del frente, me voy para allá. –No te puedes ir para allá. Si quieres vamos juntos y nos fusionamos – se contestaban los integradores. Y eso fue lo que se encontró. Pueden seguirse pensando y peleando entre las cooperativas, yo lo único que les deseo es buena suerte, porque el enemigo no está dentro de las cooperativas, realmente el riesgo y la amenaza está en otros intermediarios financieros”, dijo.
“Hoy estoy convencido que gracias a esas fusiones Desjardins es la principal institución financiera en Quebec y buena parte del mundo y soy un convencido que las cooperativas deberían ser la principal institución del sector solidario en cualquier parte del planeta. ¿Porqué no lo es en Colombia? Porque seguimos discutiendo entre nosotros cuando deberíamos estar uniéndonos para hacer frente a los desafíos”, concluyó Gerardo Almager.
“Al inicio del año 2000 existían alrededor de 1500 cooperativas y hoy existen 271, pero no desapareció ninguna. Lo único que hicimos fueron procesos de fusiones voluntarios. No se obligó a ninguna cooperativa, fue la decisión de servir mejor a sus asociados, que llevó a la cajas a decir: – sola no lo voy hacer, me tengo que aliar, me tengo que fusionar con otra caja y entonces cajas de ciudades vecinas se unieron para poder crear cajas más grandes y poder ofrecer mejores servicios a los socios de ambas, no desapareció ninguna cooperativa”, dijo.