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junio 25, 2025
Al Día ANÁLISIS

El cooperativismo en Colombia: ¿Un modelo en crisis?

Por: Alfredo Alzate Escolar

Gestión Solidaria

El sector solidario colombiano enfrenta una preocupante realidad: por cada cooperativa que se crea, siete u ocho desaparecen. Según el experto Leonardo Sánchez, abogado especializado en derecho cooperativo, en los últimos cinco años el número de entidades activas se ha reducido entre un 40% y 45%. Esta alarmante tendencia refleja problemas estructurales que amenazan la supervivencia misma del modelo. 

 

Falta de relevo generacional Uno de los mayores desafíos es la falta de relevo generacional. Los jóvenes profesionales y estudiantes no se sienten atraídos por el cooperativismo, principalmente por desconocimiento. «El sector solidario hoy está conformado principalmente por adultos y personas de la tercera edad», explica Sánchez.

Esta brecha generacional se agrava por la percepción de que las cooperativas son modelos anticuados, incapaces de competir con opciones más modernas como las Sociedades por Acciones Simplificadas (SAS).

 

Exceso de regulación 

La reforma a la Ley 79, actualmente en discusión en el Congreso, busca revitalizar el sector mediante cambios como permitir la creación de cooperativas con solo tres asociados y fomentar la integración entre organizaciones. Sin embargo, los expertos critican que la propuesta no aborda problemas fundamentales como la excesiva regulación que equipara a las cooperativas con entidades bancarias, o la falta de estrategias efectivas de educación cooperativa.

La Superintendencia de la Economía Solidaria ha impuesto requisitos que, aunque bien intencionados, resultan asfixiantes para las pequeñas cooperativas. Normas como el SARL (Sistema de Administración del Riesgo Lavado de Activos), diseñadas para el sector financiero tradicional, son difíciles de implementar en organizaciones con menos recursos. Esto las coloca en desventaja frente a los bancos, que además ofrecen tasas más competitivas.

 

Pérdida de identidad 

Pero quizás el problema más grave sea la pérdida de identidad. Muchas cooperativas han priorizado la rentabilidad sobre sus principios solidarios. «Los balances sociales se han reducido a un mero trámite, mientras que las asambleas se centran en la repartición de excedentes», señala Sánchez. Esto deriva hacia un modelo más comercial que solidario aleja aún más a las nuevas generaciones.

A pesar del panorama desalentador, hay esperanza. Algunas cooperativas han implementado modelos innovadores, exigiendo a sus asociados formación en economía solidaria antes de acceder a servicios. Otras exploran alianzas con fintechs y el uso de tecnologías como blockchain para modernizar sus operaciones.

El futuro del cooperativismo en Colombia depende de acciones concretas: una reforma legal que realmente fortalezca su identidad, estrategias para conectar con los jóvenes, y sobre todo, un compromiso renovado con los valores de ayuda mutua que dieron origen al movimiento. Como concluye Sánchez: «No podemos seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes. El momento de reinventarse es ahora».

“Juventud y tecnología: La gran deuda El sector no logra conectar con las nuevas generaciones. Mientras el mundo avanza hacia la inteligencia artificial y las finanzas digitales, muchas cooperativas siguen ancladas en modelos tradicionales”.  Leonardo Sánchez, abogado especializado en derecho cooperativo

 

 

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