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diciembre 22, 2024
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Cangrejos de agua dulce, en alto riesgo

* La contaminación por vertimientos agrícolas, drenajes que llegan a los cuerpos de agua, basuras, minería, destrucción de ecosistemas por deforestación, sobreexplotación, comercio ilegal e introducción de especies no nativas, son las principales amenazas para estos crustáceos.

Agricultura & Ganadería

(UN – Miércoles 4 de noviembre de 2020).- Así lo advierte la bióloga Martha Helena Rocha, del Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien explica que estos cangrejos son indicadores de que las aguas no están contaminadas, por lo que su conservación es clave para estudios de impacto ambiental.

Para el Libro rojo de los cangrejos dulceacuícolas de Colombia, publicado por el ICN y el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, se evaluaron 47 especies y se encontró que el 53 % de ellas está en peligro o tiene algún grado de amenaza, según las categorías de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Con 112 especies, Colombia se ubica en el primer lugar de diversidad en el Neotrópico, aunque se tienen datos que demuestran que el cambio climático está acidificando ciertos cuerpos de agua, como los mares, lo que impediría que los caparazones –compuestos de carbonato– se endurezcan, lo que volvería a estos animales vulnerables a los depredadores.

Dentro de las especies en peligro, la profesora Rocha menciona el caso de Neostrengeria macropa, popularmente conocido como “cangrejo sabanero”, que se encuentra en zonas aún no contaminadas de la cuenca del río Bogotá.

En las riberas del río las familias los capturan usando por lo general vísceras de pescado como cebo, sin discriminar entre hembras con huevos, cangrejos juveniles o adultos.

Estos cangrejos suelen ser comercializados en plazas de mercado de Bogotá para preparar brebajes “afrodisiacos” con otros ingredientes como borojó y miel.

“El problema al consumirlos de esta manera –crudos y licuados– es que muchas de las especies son vectores de un parásito conocido como Paragonimus, que afecta a unos 22 millones de personas en el mundo y causan paragonimiasis, una enfermedad pulmonar”, advierte la docente Rocha.

Así mismo se refiere a Procambarus clarkii, llamado cangrejo rojo o langostilla, originario de la región fronteriza entre México y Estados Unidos donde hay extensos cultivos para su uso comercial.

En Colombia se introdujo en el Valle del Cauca de forma legal, pero por problemas en su mercado fueron abandonados en ese lugar. Actualmente hay amplios registros en la Sabana de Bogotá, en Sopó, Cajicá, las lagunas de Fúquene y del Neusa, y recientemente en el lago del Parque Simón Bolívar de Bogotá.

El riesgo que representa esta especie es que tiene una serie de adaptaciones que le permiten colonizar nuevos ambientes. “Tenemos la estrategia R, que consiste en que las hembras juveniles empiezan a producir huevos, resisten bajos niveles de oxígeno, altas y bajas temperaturas; cuando hay sequías se entierran y salen cuando las condiciones son favorables, resisten las aguas saladas y los hongos”, puntualiza la investigadora.

 

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