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diciembre 10, 2024
EDITORIAL

Un balance muy social

Por: Alfredo Alzate Escolar

Gestión Solidaria 

Mayo de 2024

En estadística es muy atractivo poner todo en cifras. Por ejemplo, se ha determinado que en el país había unas 7,239,631 personas afiliadas al
sector solidario a 31 de diciembre de 2022. Bueno, pero por lo menos ya se pone un piso de referencia. De esos y para seguir caminando sobre
lo seguro, el 49.4 por ciento son los afiliados a las Cooperativas de Ahorro y Crédito y el resto se los distribuyen otro tipos de empresas de las cuales el 16 por ciento de esa población está en los fondos de empleados, según el documento de caracterización presentado por la Supersolidaria.

La cifra solo tiene 20 meses de retraso y no era publicada aparentemente desde 2011 cuando se dejó de presentar un documento similar que entregaban los gremios como el resultado del trabajo de un departamento de investigación interna, que no siguieron financiando los gremios. También se tenía temor, en esa época, que esa información fuera utilizada por la banca para competir, especialmente con el sector cooperativo financiero y de ahorro y crédito.

 

El cooperativismo colombiano sigue siendo la suma de pocas empresas de gran tamaño, algunas empresas de mediano tamaño, pero en su mayoría clasificadas como pequeñas, como lo dijo en Neiva al inicio del mes la Superintendente María José Navarro. A ello se suma que desde hace algunos meses no hemos vuelto a ver la columna de asociados y la de trabajadores en la lista presentada por el organismo de control. Para esos 20 meses anteriores solo 890 empresas reportaban tener más de 10 trabajadores. Esa cifra es de mi memoria, también está sujeta a su revisión.

El informe divide hombres y mujeres, regiones y número de oficinas, otros datos que sirven para tener una caracterización de lo que está
pasando. Sin embargo, en ninguna de las 43 páginas encontré, puedo estar equivocado, una referencia a los principios cooperativos. Se señaló que sus directivos son elegidos democráticamente y que son entidades autogestionadas, alguna descripción, pero no los principios.

 

Pero de la visión que tenga el supervisor se podría determinar el futuro del modelo. Cada vez es más natural que las administraciones se
centren en el balance de resultados y menos en el reporte del balance social. La membresía voluntaria y abierta se expresó durante este primer trimestre con la realización de las asambleas, muchas llenas de pragmatismo, orden y emoción.

El control democrático de los miembros se ve a simple vista cuando el asociado llega y se pasea por su cooperativa. Habla con sus directivos
y no se limita a pedir los resultados antes de la asamblea. Ofrece ideas y si le da la gana se sienta en una salita a tomar tinto. Escena cada vez más extraña.

 

La participación económica de los miembros, la podemos tomar con lo que nos dijo, en una entrevista un experto en mercadeo hace unos días, quien nos explicaba que la figura de aportes variables no es extraña en algunos lugares del mundo, donde la idea es permitir la participación, de incluso de aquellos que no pueden pagar una cifra base. Éste podría ser el mecanismo para superar una barrera de entrada.
Autonomía e independencia es un principio más permeado por un proceso de regulación que impone condiciones, incluso parecidas, cada
vez más, a las de entidades bancarias que a estas empresas sociales.

Educación, formación e información: en algunos casos se concentra para directivos, y hay quienes sostienen que ni ya las 20 horas básicas para formar parte de una cooperativa son un requisito esencial. Por ello quienes se asocian en muchas oportunidades desconocen a lo que llegan, y por ello solo se quedan con el servicio del crédito.

 

Cooperación entre cooperativas: para  muchos mientras no represente una competencia por el territorio, todo está bien y si se pueden hacer fondos comunes para impulsar nuevos proyecto el mecanismo funciona. Preocupación por la comunidad, el trabajo social es evidente, pero en
algunos casos muchas de las cosas que hacen las cooperativas no se promocionan. La entrega de maletines escolares es una oportunidad única para hacer una campaña de mercadeo, también cuando se destinan recursos para recuperar los baños de una escuela o dotar a un
ancianato, sembrar árboles o recolectar recursos para los bomberos.

Todas acciones desinteresadas. Pero la pregunta que algunos se vienen haciendo es: si todo esto existe ¿Por qué el 60 por ciento de los
asociados están inactivos y pocos consumen los productos adicionales al crédito o participan en las actividades que ofrece su empresa solidaria?

 

 

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