Banco Mundial advierte sobre necesidad de incrementar la productividad laboral
Rafael Muñoz es el economista en jefe del Banco Mundial para México, Venezuela y Colombia, señaló que el proceso de enfriamiento de la economía expresado en la estabilización de las tasas de interés, que deberían iniciar un ciclo descendente, la resiliencia del empleo en la región y la necesidad de darle valor agregado a los productos nacionales, forman parte de la agenda del equipo económico para recuperar los índices de crecimiento de la pre pandemia.
Entre tanto, el objetivo de aumentar la competitividad pasa por nuevas políticas públicas que incentiven el empleo, la inversión y la reconversión industrial, así como la eliminación de los subsidios a los combustibles y la industrialización que se explora con los impulsos a la agroindustria.
Gestión Solidaria ¿Qué implica aumentar la productividad, cómo se puede lograr ese objetivo?
Rafael Muñoz: La productividad es una de las piezas fundamentales para poder crear empleo formal, empleo de calidad, que paguen mejores salarios, que nos ayude a reducir la pobreza, y que nos ayude a reducir la desigualdad del ingreso en el territorio. Eso es todo lo que la productividad nos podría traer y en cierta manera a América Latina, que es un continente desigual y con pobreza. Porque tiene una productividad baja, por eso es tan importante poder aumentar la productividad y necesitamos hacer las reformas que la aumente en todo el continente.
G.S.: Muchas regiones del planeta proponen bajar las horas de trabajo o los días laborales de cinco a cuatro, incluso menos, ¿Esto forma parte del proceso de aumento de la productividad?
R.M.: Hay todo un proceso de flexibilización del mercado de trabajo. Que yo considero es importante decir, darle a las empresas opciones para asignar el trabajo a la mejor hora o como mejor quieran ellos gestionar sus empresas. Va más allá de eso, va en relación a darle capital a las empresas que son más productivas, darle la posibilidad de que la gente pueda abrir empresas de una manera más fácil y también de que se puedan cerrar de manera más fácil. Va en función de mercados que fomenten la competencia, de manera que la gente pueda realmente vender sus productos al mejor precio Es decir, lo que nosotros buscamos es asignar los recursos, el capital y el empleo, a aquellas empresas que son más productivas, por lo tanto van a crecer más, van a contratar más gente y van a pagar mejores salarios. No es solo asignar los recursos, sino también permitir que las empresas crezcan más y crezcan mejor. Hay toda una agenda, por ejemplo, en materia educativa. Ahí el trabajador desarrolla mejores capacidades; las empresas con procesos de formación; también con formación gerencial, donde los propios empresarios aprendan cómo manejar una empresa. Es algo que nos parece relevante para poder aumentar la productividad en América Latina. En ese sentido, la región se encuentra rezagada, es una realidad, América Latina tiene un
problema y no es actual, ni siquiera es un problema que la pandemia haya empeorado. Esta situación precede a la pandemia y la productividad lleva décadas estancada en general en todos los países. Eso hace que sea uno de los continentes que más dificultades está teniendo para aumentar su crecimiento económico, limitado a la evolución de las ventas de materias primas y commodities.
G.S.: ¿El Gobierno Petro está precisamente en un proceso de industrialización a través de la agroindustria. ¿Cómo percibe este proceso?
R.M.: Colombia ha tenido un importante rezago en cuanto a la productividad e incluso a las posibilidades que se abren. Nosotros vemos como un reto al que se suman elementos, como por ejemplo el cambio climático, que van a afectar el cómo se puede hacer esa transformación. Vemos que va a ser necesario aumentar la resiliencia de la economía, por poner un ejemplo, ante los
desastres naturales que probablemente sean peores y más frecuentes. Vamos a tener que construir mecanismos para proteger a las poblaciones, incluso la infraestructura, pero no es solo eso, también es un proceso de transformación a nivel y un compromiso país. En cuanto a descarbonizar la economía para el año 2050, eso va a necesitar de inversiones, de una transición energética y de transporte. En el contexto global hay un compromiso de descarbonización y ese compromiso los países del mundo van a tender a comprar menos carbón y menos petróleo. En este sentido es muy relevante para Colombia que sus principales exportaciones ligadas al carbón y petróleo hagan se transición hacía exportaciones digamos no tan tradicionales.
G.S.: ¿Hay dos conflictos mundiales que han disparado el precio de los combustibles, Cómo lograr esas metas en medio de estos conflictos?
R.M.: Hablando tal vez del conflicto de la Guerra de Ucrania que es donde tenemos un poco más de información, fue evidentemente un impacto muy importante, el aumentó sustancial del precio de la energía, con un impacto muy grande en los precios de los alimentos y tuvo un impacto, también, en las tasas de crecimiento particularmente de Europa Occidental fue un un gran choque. Lo que estamos viendo recientemente es que tanto el precio de los alimentos, como el precio de la energía, están disminuyendo desde sus picos del año pasado lo que no deja de ser una buena noticia en el contexto actual.
“Hay una cierta resiliencia del empleo,
hemos visto al menos durante el primer
semestre de este año una creación
importante de empleo, aún no hemos
alcanzado los niveles pre pandemia
pero está cerca”. Rafael Muñoz.
G.S.: ¿Colombia debe seguir por la senda de las energías limpias o debe retrasar ese proceso? Hay una discusión interna lógicamente dentro de los diferentes partidos políticos unos a favor otros en contra. Hay quienes temen que renunciemos al mayor cheque público que se recibe cada mes.
R.M.: Considero que la situación tiene que ver con situar los precios de mercado a su valor real, por ello nos parece muy importante la eliminación de los subsidios a los combustibles fósiles. Por dos razones, uno, porque eso va a situar el precio de estos combustibles a su valor real, eliminando el subsidio y dos, porque también tiene un impacto positivo en el lado fiscal. Como les decía, es una de las áreas donde siempre hay que trabajar. Y eso va a permitir reducir la carga fiscal que esos subsidios plantean.
G.S.: La Reserva Federal nada que baja las tasas de interés, esto nos van a mantener nuestras tasas de interés altas.
R.M.: Lo que el mercado está descontando, es una subida de las tasas a corto y a largo plazo. Parece que hay un cierto consenso en el mercado de que esas tasas van a permanecer altas más tiempo de lo que se anticipaba. Consideramos que eso va a tener un cierto impacto con los tipos de interés a nivel América Latina y a nivel internacional, en el sentido de que limita la capacidad que puedan tener los bancos centrales de bajar sus propias tipos de interés, no para evitar salidas de capitales, y demás movimientos… En cierta manera, un elemento que vemos es que la bajada de tipo de interés no nos va a llevar a la situación que teníamos antes de la pandemia. Podemos decir que lo que se ha observado, en muchos mercados financieros internacionales, de tasas de
interés negativas, o lo que podríamos llamar el dinero gratis no va no va a volver a darse en el corto plazo. Entonces podemos decir, que esta década de dinero gratis ha llegado a su fin.
G.S.: ¿Eso va a generar el empobrecimiento de buena parte de la población?
R.M.: No, no sé si sería esa la situación, lo que podemos anticipar es que tal vez vaya a penalizar un tanto la inversión, por cuanto esa inversión va a ser más costosa.
G.S.: ¿ Y la deuda pública de los países latinoamericanos?
R.M.: En general la deuda pública salió más alta de la pandemia, como era esperado, está siendo difícil para muchos países el poder reducirla. Como decía, parte del problema es que algunos de estos gastos son más difíciles de reducir, transferencias y similares. El segundo impacto importante, es que la propia alza de los tipos de interés hace que la deuda sea más costosa y por tanto dificulta aún más poder reducir la deuda general. Conforme vayamos reduciendo los los tipos de interés será más fácil poder reducir esa deuda y en el caso colombiano es muy particular, porque
ha sido uno de los pocos países en América latina que ha conseguido aprobar una reforma fiscal y eso es importante decirlo, porque no solo ayuda a consolidar fiscalmente las cuentas, sino que también, ha tenido un impacto positivo, por ejemplo, en la prima de riesgo, que se ha visto reducida desde que se aprobó la la reforma fiscal.
G.S.: El ministro Ricardo Bonilla ha dicho que la deuda pública colombiana está garantizada hasta el 2024. El cheque ya está girado. ¿La situación de Colombia frente a los organismos internacionales, como el que usted dirige cuál es, cómo nos perciben?
R.M.: Nosotros percibimos a Colombia como una economía que salió de la pandemia con fuerte crecimiento, muy fuerte crecimiento más que en otros países de América Latina, donde podríamos llamar que se dio un recalentamiento de la economía. Motivado por una represión del consumo privado, que cuando se abrió, pues se materializó y algunas restricciones por el lado de la oferta, lo
que podríamos cuellos de logística, la propia guerra de Ucrania, lo que penalizó mucho los costes de la energía, de los alimentos. Entonces en los últimos meses, lo que estamos viendo, es un proceso, de enfriamiento de la economía, que es saludable. Creemos que es saludable una reducción de los déficits fiscales, que están ayudando también a una reducción de la balanza de pagos de los déficits de balanza de pagos, que por tanto va por buen camino. Además ha habido una cierta resiliencia del empleo, hemos visto al menos durante el primer semestre de este año una creación importante de empleo, aún no hemos alcanzado los niveles pre pandemia pero está cerca, y eso ha ayudado bastante también la reducción de pobreza, penalizado un tanto por la relativas altas tasas de inflación, particularmente de inflación de alimentos.
G.S.: ¿Cómo podemos responder ante todos esos vientos cambiantes que podrían poner nuestros commodities o nuestros productos en cierta desventaja en algún momento o nuestro capital para competir frente a otras ofertas internacionales?
R.M.: Yo considero que la agenda es una agenda de reformas. Es la búsqueda de mejorar la productividad, de atraer inversión privada, extranjera, de diversificar la economía y las exportaciones. Yo creo que esa es una agenda que América Latina necesita y la necesita porque es la manera de poder reducir la pobreza y de poder reducir las desigualdades económicas.