Mantener la identidad cooperativa es la base de la competitividad del modelo
Por: Óscar Bastidas Delgado
Es oportuno en el centenario del Dia internacional de las Cooperativas, en el 28° día de las cooperativas de Naciones Unidas que se celebra el sábado 2 de julio, siguiendo el lema dado por la Alianza Cooperativa Internacional (ACI): “Las cooperativas construyen un mundo mejor”, reafirmar que este modelo económico y social ayuda a construir un mundo en el que “nadie quede afuera y donde nadie quede atrás” y su vez formularnos una pregunta ¿Qué pueden ofrecer las cooperativas para un desarrollo sostenible en la pos pandemia?
Antes de responder al interrogante insistimos que es necesario recrear el modelo y la matriz organizacional-empresarial que tiene componentes económicos, sociales y ambientales integrados, propios, orientados, alimentados y en línea con la esencia de la doctrina cooperativa.
Aunque parezca pasado de moda o una mirada romántica la esencia e identidad es la ventaja competitiva y distintiva que tienen las cooperativas en relación con otros modelos empresarios y de organización que debemos profundizar.
Desde esta orientación y ante la pregunta que nos formulamos queremos destacar y compartir nueve elementos.
Uno, valorizar el carácter abierto, democrático, de igualdad social, inclusivo y de equidad económica que son la esencia fundamental de las cooperativas y la fuerza que une.
Dos, mejorar la forma democrática de poder en las cooperativas, utilizando en las asambleas el voto secreto de las y los asociados emitido a través de la urna evitando el voto exprés por aclamación o mano alzada.
Tres, evitar la propensión economicista y la mercantilización de algunas acciones cooperativas, reconociendo la significación del acto cooperativo como distinto del acto de comercio.
Cuatro, potenciar la capitalización colectiva que no desconoce la importancia del capital, pero no le otorga poder de decisión y de control institucional. Lo ubica dependiendo y poniendo como centro a las personas asociadas.
Cinco, en una época de volatilidad económica ofrecer el entramado organizacional cooperativo de capital nacional o de capital bandera con raíces nacionales, locales y regionales, que no cierran o abandonan el país en época de crisis. Reconociendo que son empresas de soberanía nacional que se quedan, no cierran en situaciones de crisis y tienen compromiso con la Argentina en nuestro caso.
Seis, en lo laboral generar trabajo digno, formal y registrado. Ante la falta, disminución o pérdida de centralidad del trabajo en relación de dependencia formal, las cooperativas de trabajo ofrecen una alternativa de lógica autogestiva, co emprendedora que en la crisis socio-económica actual permitirían pasar de la informalidad y precarización laboral al trabajo organizado autogestionario, en blanco con ingresos regulares, de calidad, con acceso a la seguridad social y reglamentado.
Siete, como “empresas socialmente responsables y con rostro humano” es clave trabajar la conexión virtuosa y complementaria que tienen los objetivos de las cooperativas y los 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) y las 169 metas de la agenda 2030, que la mayoría están en el ADN del modelo cooperativo y coinciden programáticamente en sus aspectos económicos, sociales, ambientales, de paz, de alianzas e integración.
Sumar como brújula a la Identidad Cooperativa la plataforma de desarrollo sostenible de Naciones Unidas prevista para alcanzar en los próximos ocho años y que la Argentina junto con 193 países promueva en un trabajo articulado con todas las provincias que adhieren en su implementación.
Para alcanzar el desarrollo sostenible que busca la agenda 2030, necesitamos más cooperativas con vigor en el mundo y más mundo de cooperativas con vigor.
Ocho, aumentar el volumen político en la relación con todos los partidos políticos y los gobiernos para el diseño y construcción de política…