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abril 26, 2024
COOPERATIVO Y SOLIDARIO EMPRESAS

Mutuales y reciente aprobación de una ley en Colombia

Prof. Oscar Bastidas Delgado (UCV).

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@oscarbastidas25

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El mutualismo como valor poseído por personas que se reconocen como afectadas por problemas comunes relacionados con la calidad de la vida en cuanto a salud, medicamentos, accidentes y riesgos, previsión, retiro, vivienda y créditos hipotecarios, servicios funerarios y otras actividades, personas que deciden superar con recursos y esfuerzos propios esos problemas gracias a las mutuales como organizaciones que no persiguen fines de lucro por lo que no deben pagar impuestos sobre rentas, tiene origen antiquísimo.

Sus experiencias se remontan a comunidades que necesitaron unir esfuerzos para enfrentar catástrofes, sean éstas climáticas como las inundaciones del Nilo tres mil años antes de Cristo; de protección como las confraternidades de sepultura y las de seguros en Grecia y Roma; de caravanas de los mercaderes de la antigua Palestina; de ayudas en casos de indigencia o enfermedad como las “Hetairas” griegas; y otras como las Guildas de la Edad Media en la antigua Germania, los “montepíos” en España.

También las hubo y hay en América, destacan el calpulli de los aztecas, de aprovechamiento colectivo de la tierra para usufructo individual y comunal; los consejos de ancianos de los nahuas que dirigía la organización de la comunidad con el pariente mayor como “jefe”; y los positos, suerte de almacenes comunales en los que los indígenas del México precolombino depositaban sus cosechas en prevención de malas temporadas. A ellas se agregan los ayllus de la cultura inca; las cajas de comunidad de la colonización española; las colonias de los inmigrantes de Norteamérica con alto carácter religioso; las cofradías religiosas en casi todo el continente; y expresiones de trabajo asociado como la minka en Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú; el tequio en México; las juntas de los borucas en Costa Rica; el aynien de ayuda mutua y recíproca en los países andinos; los ejidos colectivos de México y el convite y la manovuelta en Venezuela.

Hoy el mutualismo, movimiento sinérgico generado al integrar sus acciones, posee un cuerpo integrado de valores y principios que les conceden fisonomía propia diferenciándolas de las empresas de seguro capitalistas y públicas: sus principios son: adhesión voluntaria; organización democrática; neutralidad institucional: política, religiosa, racial y gremial; contribución acorde con los servicios a recibir; capitalización social de los excedentes; educación y capacitación social y mutual; integración para el desarrollo.

Ante este panorama, no es de extrañar que los asociados a mutuales, comprendiendo la importancia del valor de la ayuda mutua las integran constituyendo otras mutuales de mayor poder y alcance territorial para superar calamidades con mayores economías de escalas y efectividad en acciones. Es sobre esta lógica que ellas entablan procesos de integración constituyendo “mutuales de mutuales” útiles en actividades que individualmente cada una no pueden realizar.

Así, gracias a sus procesos de integración, este movimiento ha adquirido dimensiones mundiales. Solo en Europa más de cien millones de personas pertenecen a él; en Bélgica no existe un Instituto Belga de Seguridad Social sino un conjunto de mutuales que protege su población desde 1864. En Francia cubren casi 40 millones de personas gracias a sus más de 2.000 puntos de atención; en Canadá, USA, Argentina, Colombia, Perú y Chile. En algunos países africanos se promueve el mutualismo desde hace decenios, la Unión Africana de la Mutualidad (UAM) representa 21 países de ese continente.

En el continente americano debe reconocerse la labor de la Federación Internacional de Cooperativas y Mutuales de Seguros (ICMIF) con su Asociación Regional para las Américas (ICMIF/Américas) con más de dos centenas de aseguradoras de diversos países y, entre los organismos de integración en el contexto latinoamericano, destaca la Organización de Entidades Mutuales de las Américas (ODEMA) constituida por más de 55 entidades pertenecientes a 17 países con el objetivo de “Integrar regionalmente a las entidades mutuales de las Américas”.

Hoy la figura mutuales realza su vigencia con la reciente sanción por el gobierno colombiano de la Ley 2143 de 2021 que dota a las mutuales de identidad y relativa autonomía en el ámbito de lo que en ese país hermano se denomina Economía Solidaria. Ese reconocimiento abre compuertas para que ellas fortalezcan su imagen y sus procesos en cuanto a, emprendimientos asociativos y promoción de los servicios de previsión y protección social propios de estas organizaciones. En el marco de la nueva ley se contemplan aspectos relativos a constitución, registro, derechos y deberes de asociados, responsabilidades y prohibiciones, régimen económico, fondos mutuales, procesos formativos gestión, control y relaciones del Estado. Por tal motivo se declara el próximo día 5 de octubre como el Día Nacional de la Mutualidad.

En Venezuela esta importante y útil figura asociativa adquirió rango constitucional, junto al término Economía Social, al ser impulsada en un conjunto de ocho artículos propuestos a la Asamblea Constituyente Nacional de 1999 gracias a movilizaciones de la Central Cooperativa Nacional de Venezuela (Ceconave) y de las federaciones nacionales de transporte y de servicios: Fecotrave y Fecoseven.

Con la figura de mutuales pudiesen reestructurarse debidamente los servicios médicos y farmacéuticos de los institutos de previsión del profesorado de las universidades autónomas, el Servicio de Protección Social de Ceconave que es el mayor servicio funerario del país y otras opciones de previsión que adquirirían fisonomía propia y operatividad. Esa figura redimensionaría el funcionamiento de actuales clínicas, farmacia, servicios auto-administrados de seguro y salud y cooperativas de seguros al oxigenar con participación y aportes dinerarios asociativos algunas deficiencias financieras y acercar de mejor forma estas organizaciones a sus relacionados agregando el sentido de propiedad al de pertenencia.

Liberar esa figura del secuestro de las grandes empresas de seguro, privadas y públicas, siempre ha sido tarea perentoria de quienes obviamente están más interesados que los populistas y demagogos del desgobierno actual: los propios ciudadanos. Hoy, ante la sindemia (sinergia de pandemias: coronavirus, hiperinflación, pobreza y militarismo entre otras), ese liberar cobra mayor vigencia pues las mutuales apuntan justamente a la calidad de la vida y la salud. Ojalá algunos de los servicios médicos del profesorado universitario u otras comunidades tire la primera piedra y se convierta o constituya una mutual.

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