Hacia una pedagogía propia de la cooperación asociativa
Por: Alveiro Monsalve Z.
Consultor
Abril – 2016
La cooperación asociativa, dinámica por naturaleza, es un movimiento social educativo. En este movimiento, donde confluyen seres humanos con una voluntad común, la educación se convierte en un propósito esencial para sus propios miembros, de tal manera que todos puedan alcanzar los objetivos que se han propuesto.
En la cooperación asociativa la educación es fundamental para lograr que la práctica solidaria de quienes se han organizado para ayudarse, transforme en bien común la realidad económica, social, cultural y ambiental que todos comparten entre sí.
Pedagogía crítica con sentido social
Los expertos en teorías de la educación diferencian entre la pedagogía tradicional cognitiva en donde el sujeto aprendiz tiende a ser pasivo; la pedagogía constructivista donde el aprendiz es motivado a ser más activo y gestor de su propio conocimiento; y la pedagogía crítica donde el aprendizaje es resultado de un encuentro autónomo y actuante con la propia realidad histórica, política o social.
Desde su origen en Frankfurt Alemania hacia los años cuarenta del siglo pasado, en un esfuerzo liberador, la pedagogía crítica se fue convirtiendo en una gran corriente de pensamiento sociológico desde la educación y para la educación, contraria al enfoque positivista que pretende ocultar la influencia ideológica, religiosa, política o histórica de las clases hegemónicas.
En el enfoque teórico de la pedagogía crítica resultan familiares en el mundo intelectual, pensadores como Herbert Marcuse, Erich Fromm, Walter Benjamin, Max Horkheimer, Leo Lowenthal y Theodor Adorno, entre otros; todos ellos de la Escuela de Frankfurt , quienes además en los años sesenta fueron considerados de izquierda por los gobiernos de entonces. Su pensamiento es la base de este enfoque pedagógico considerado como la “nueva sociología de la educación”, que propone analizar la práctica educativa en su contexto histórico y generar los cambios pertinentes que exige la realidad.
Un modelo sin pedagogía clara
No se desconoce que la teoría cooperativa ha tenido un planteamiento claro desde la revolución industrial de Inglaterra a mediados del siglo XIX. El modelo empresarial asociativo que se propuso desde antes y durante la existencia de los Pioneros de Roschdale, ha demostrado su viabilidad en muchos países del mundo para resolver múltiples necesidades de tipo económico, social y cultural frente al predominio avasallador de las grandes empresas capitalistas.
Esta teoría, corroborada en la realidad por grandes pensadores cooperativistas, se basa en principios filosóficos de cooperación humana, de ayuda solidaria, de autoayuda colectiva, de equidad económica y de gestión grupal donde prima siempre el bien común sobre el bien individual.
No obstante la teoría cooperativa, coherente y lógica con su potente luz de esperanza, no ha llegado todavía a la mente y al corazón de las personas del común, que según la ACI sobrepasan los ochocientos millones de miembros en todo el mundo.
Pedagogía de la solidaridad asociativa
Hay muchas razones que podrían explicar esta afirmación. Una de ellas es la pedagogía con que se busca persuadir a los miembros de las organizaciones solidarias, sobre la lógica beneficiosa del modelo cooperativo.
Para hacer eficaz la teoría cooperativa se requiere una comprensión amplia y profunda de su razón de ser en el mundo, su filosofía económica y social, su identidad y naturaleza, su carácter simultáneo de empresa y asociación y también su estrategia diferenciadora frente a otros modelos de sociedad jurídica y humana.
La aplicación de la teoría requiere conocimiento, investigación, método y educación. Por este camino es posible favorecer en los individuos su capacidad dinámica para hacer parte integral de la sociedad. Con educación podrán ser ejes del desarrollo sostenible y contribuir a esa construcción formidable que es la convivencia civilizadora de millones de personas en cada comunidad y en el mundo entero.
Sin lugar a dudas, la educación solidaria a partir de la acción y del conocimiento profundo con visión crítica sobre la teoría cooperativa, es indispensable para hacerla práctica, eficaz y potenciadora de nuevas y mejores realidades sociales y económicas.
Inocuidad de la educación cooperativa
Es aquí donde cabe reflexionar por qué no ha sido pertinente en nuestro medio, o sea en el sector de la economía solidaria, lo que se denomina “educación cooperativa”. Sus métodos pedagógicos, recursos didácticos, estrategias de aprendizaje, enfoques cognitivos, procesos formativos, en fin, las prácticas educativas del sector, no han logrado permear de manera profunda, la mente, la acción y el espíritu de las personas que integran las organizaciones solidarias.
La educación cooperativa ha sido una práctica inocua para transformar el tejido social donde vivimos. La proforma educativa, asentada en los viejos paradigmas de profesor-alumno, ha ido siempre en contravía de los grandes ideales propuestos en la utopía cooperativa, que es ante todo participación colaborativa y el despertar de una nueva humanidad. Hay que cambiar el paradigma metodológico actual, para descubrir por la vía de la innovación social y de la creatividad, nuevas alternativas pedagógicas dentro del cooperativismo.
Hacia la pedagogía de la asociatividad
En el desarrollo de las grandes corrientes de pensamiento educativo, la pedagogía crítica ha ido ganando espacio para fortalecer procesos de transformación social. La pedagogía cooperativa debería ser única en su género, pero es necesario que se fundamente en las grandes teorías pedagógicas ya existentes.
Sí es posible construir una propia pedagogía de la cooperación asociativa. Hay que comenzar con las familias, con los niños y continuar con los adolescentes, los jóvenes, los adultos y las personas mayores. La educación cooperativa no puede seguir siendo una actividad social solo para adultos que cada vez más se están envejeciendo.
La pedagogía crítica, más adecuada al pensamiento cooperativo que la pedagogía cognitiva o la constructivista, incluye el aporte de grandes teóricos de la educación cuyos resultados fueron fruto de investigaciones serias y bien documentadas.
Aprender de los grandes maestros
Lev Vygotsky (1896-1934) con su teoría sociocultural pone el acento en la participación proactiva de las personas dentro del ambiente cultural específico que les rodea, en la interacción social, siendo el desarrollo cognoscitivo fruto de un proceso colaborativo.
Paulo Freire (1921-1997) en Brasil, aportó mucho a la pedagogía crítica como el nuevo camino de la pedagogía. La liberación del oprimido se puede dar a través de la educación crítica, que no puede ser crítica negativa. Nadie educa a nadie, entre todos nos educamos, decía. Se construye sociedad desde la conciencia de los problemas sociales que se viven a diario y esta conciencia se convierte en proceso político a medida que las personas actúan y transforman su propia realidad. Freire diría que el aprendiz de la cooperación asociativa no puede continuar siendo un ser pasivo, receptor de algún beneficio, sino que debe transformarse en un ser social activo, crítico, pensante, dentro de la sociedad a la que pertenece y en la que se encuentra sumergido sin tener conciencia de ello.
Actualmente Noam Chomsky con su relación entre lingüística, política y educación, Jerome Brunner con su ideas sobre el aprendizaje por descubrimiento y Jürgen Haberman destacado por su teoría de la acción comunicativa y la democracia deliberativa, son referentes obligados para profundizar en la pedagogía crítica.
Las teorías pedagógicas son sistemas lógicos, que tienen su propia metodología, principios y conocimientos acumulados acerca de los procesos educativos en diferentes sociedades. La teoría cooperativa se encuentra en esta categoría y permite explicar ciertos fenómenos sociales a partir de su propia experimentación y de un razonamiento lógico en el contexto económico y social.
Si la teoría cooperativa admite la lúcida experiencia de las teorías pedagógicas que enfatizan la crítica social constructiva, el aprendizaje colaborativo, la conciencia vivencial, la participación grupal, la experiencia significativa (David Ausubel), la lúdica expresiva y la interacción en los procesos sociales, entonces habrá un camino cierto para que la llamada educación cooperativa sea eficaz y transformadora. De lo contrario, todo será arar en el desierto.
Foto: ulisesmurguiasoto