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noviembre 22, 2024
Economia Estilo de vida

Hay que recuperar la autonomía del campo: José Ignacio Tamayo

Volver a los métodos ancestrales de producción, recuperar la autonomía en los procesos e insumos para producir cultivos, ganado y transformar alimentos es el camino que deben iniciar los campesinos colombianos señala el experto.

Volver a los métodos ancestrales de producción, recuperar la autonomía en los procesos e insumos para producir cultivos, ganado y transformar alimentos es el camino que deben iniciar los campesinos colombianos señala el experto. 

El precio de los alimentos ha superado la meta de inflación y el aumento del salario mínimo que sirve de referencia para el comportamiento de los precios especialmente al inicio de año, pero las causas de estas dificultades se pudieron haber generado hace tres décadas cuando la apertura de la economía poco a poco fue marchitando la producción nacional y los procesos comerciales empezaron a depender en buena parte de la importación de alimentos.   

José Ignacio Tamayo gerente de la cooperativa lechera Coolega advirtió que la actual situación, acelerada por la crisis mundial, dejó en evidencia lo que los productores nacionales advierten desde hace años, sin tener respuesta a sus peticiones. En diálogo con Gestión Solidaria el productor hizo un recorrido por los elementos que han llevado a la reducción de la producción nacional de alimentos. 

“Nadie estaba preparado para enfrentar la pandemia y esta nos trajo unos acontecimientos, por ejemplo la parálisis del transporte de carga tanto marítimo como aéreo. Entonces ahí empiezan las dificultades. En este momento en el caso puntual de los fertilizantes, los fosforados, los ureicos, que se producen en Europa, necesitan mucha energía para su proceso, entre ellos gas y ese problema de gas con Rusia, Ucrania y la Unión Europea han limitado la utilización de gas. En este momento el gas está dedicado para los hogares, con el invierno, más para los hogares y menos para la industria. todos esos y muchos más detalles han encarecido los fertilizantes químicos de los cuales equivocadamente dependemos”. 

Explica el gerente de Coolega que un bulto de fertilizante que hace dos años valía 60 mil pesos y llegó hace un año a 90 mil, hoy supera los 150 mil pesos. “dependemos de ese fertilizante para la producción del pasto que comen las vacas.  Más la traída del maíz que viene principalmente de EEUU y Canadá, para el consumo animal. Pero debería producirse en Colombia”.

El líder cooperativo señaló que Colombia cuenta con los factores naturales suficientes para producir sus propios insumos agrícolas. Por ejemplo en los llanos Orientales son una despensa inexplorada, donde es necesario crear la infraestructura para el manejo de las postcosecha; porque si bien hay cómo cultivar, no hay como manejar el resto del proceso, conservación, secamiento… con métodos de secamiento que no existen en el país. Entonces todos esos elementos han causado un incremento de los costos de producción, que se trasladan necesariamente al consumidor. 

Métodos artificiales

La Revolución Industrial, cuando los “expertos” descubrieron que para agilizar esos procesos de producción de los cultivos y masificarlos, nos metieron en la cabeza que eran necesarios los fertilizantes químicos. Hoy reconocemos que esos fertilizantes químicos son causantes del cambio climático. No las vacas a las que acusan de causar gases efecto invernadero, que es una forma fácil de acusar nuestra actividad. “Hay evidencia de que los fertilizantes artificiales, como la urea que se aplica a los potreros a los cultivos en general, va saliendo a la atmósfera y eso si va causando un efecto en la capa de ozono”, señaló el ejecutivo. 

Llamado urgente 

“Volver a los métodos ancestrales de producción para recuperar la autonomía en los procesos e insumos para producir cultivos, ganado y transformar alimentos es el camino que deben iniciar los campesinos colombianos”. 

En eso estamos desde Coolega, señaló Tamayo. Nosotros estamos retomando un proceso donde trabajabamos con fertilizantes orgánicos y biológicos y con el control de plagas biológicas. Nosotros aquí en nuestra vereda de Monquetiva, desde hace unos diez años no hacemos control químico de las plagas, hacemos control biológico y la gente ya está convencida de estas bondades. Ahora también estamos volviendo a la fertilización orgánica. estamos trabajando con microorganismos eficientes, bacterias eficientes y volvimos con el compost. 

El proceso lleva a la autonomía al propio predio de donde se recoge el estiércol de las vacas y salen varias toneladas de fertilizante, que hay que adecuarlo a las necesidades de las praderas. Estamos trabajando con agrónomos en el proceso de encontrar en las piedras del río minerales en cantidades suficientes. Por ejemplo nosotros estamos a 30 kilómetros del pueblo. Desde allá tienen que venir los camiones para traer los fertilizantes. Si logramos producir esos fertilizantes aquí, son varias veces que dejamos de contaminar el medio ambiente con los gases de los camiones, explicó. 

“Nosotros fuimos muy cómodos; donde las vacas comían pasto; daban leche y nunca entendimos que las vacas fueron diseñadas por el creador, para que comieran ellas mismas pasto. Ahora todo lo volvimos artificioso, hicimos modificaciones genéticas, buscando que ese animal produzca mucha más leche y para que eso suceda tenemos que meterle mucha comida y para ello necesitábamos los excesos de la producción química. Eso tenemos que corregirlo”, dijo.  

Las monedas

José Ignacio Tamayo enfatizó que otro de los elementos con mayor incidencia es el precio del dólar frente al peso – ¿Con qué pagamos esa fertilización? Con pesitos colombianos que se vuelven dólares y se los llevan. Cada vez tenemos menos capital para trabajar y más deuda. Es un ciclo que tenemos que romper y el llamado a hacerlo es el modelo de economía solidaria. Cómo enlazamos estos conceptos con los expresados en la economía circular. Nosotros tenemos la responsabilidad de hacer esos cambios, insistió. 

Para impulsar un cambio el cooperativista hizo un llamado para que el proceso de elección de los nuevos congresistas y presidente se realice a conciencia por parte de cada ciudadano. “La responsabilidad es nuestra cuando escogemos a quienes nos dirigen, quienes manejan el país y si consideramos que lo están haciendo bien los tenemos que apoyar, pero si consideramos que por el contrario, que vamos por un mal camino, que se le está causando un gran daño económico, moral, social… hay que cambiar. 

Pensemos en hacer el país como una empresa. Se contrata a una persona para que haga un determinado trabajo y no es eficiente ¿Qué se hace? Lo cambia. 

Se pueden cambiar los TLC

El gerente de Coolega explica que todo el cambio de políticas pasa por los tratados de libre comercio. “Personalmente con los pequeños productores que son con los que yo trabajo, logré una sola entrevista con el entonces ministros de Industria y Comercio, hoy ministro de Hacienda, para decirle que debíamos cambiar nuestros tratados de libre comercio por que nos están apabullando. Están permitiendo que nos entre comida por todos los canales. Creo que más del 50 por ciento de lo que consumimos en el plato es importado y esa comida debemos pagarla en dólares y el dólar sube. Tenemos que modificar los tratados de libre comercio. Me respondió que eso No se puede… Paja. Todo en la vida se deshace, como se hace. todo es susceptible de mejorar o empeorar”, dijo. 

Explica el cooperativista que los tratados de libre comercio ya han sido revisados. Canadá y EEUU, por ejemplo y por qué Colombia no puede re negociar con EEUU o con la Unión Europea para la traída de productos, no se estimula la producción de leche de pequeños productores, para no tener que importar tanta leche. Hoy se justifica porque hay menos producción, pero no hay quien controle esa calidad que ingresa ¿Qué calidad de la leche está entrando? 

El ejecutivo señaló que incluso se analizan casos como el de México, país que tradicionalmente es un importador de leche, pero ahora importa leche a Colombia. Esa es una triangulación, las denuncias se han presentado ante las autoridades y no pasa nada. 

Por dónde empezar

“Lo primero que tenemos que hacer es cambiar el chip. Tenemos que entender que en el campo colombiano el camino es la asociatividad. Claro que hay mucho fracaso en la asociatividad, pero cuando se lleva bien da resultados y se dan cosas importantes. En esta comunidad hace 22 años logramos a través de la asociatividad un desarrollo social y tecnológico que nos permite, sin vivir en riqueza, porque aquí a nadie le sobra la plata, viven dignamente y a través de la cooperativa logramos mejores precios de los fertilizantes, porque los compramos en volumen, los transportamos colectivamente. Hacemos un montón de actividades pequeñas, pero es que las grandes cosas inician con tareas pequeñas. 

Mientras que la educación es fundamental para el cambio. “Un ejemplo, los jóvenes tienen un programa que se llama Colegitas. Aquí en la Vereda era solo hasta quinto de primaria. Un grupito fue a estudiar bachillerato y de ahí, con la ayuda de la Cooperativa fueron a la Universidad. En un modelo sencillo donde la Cooperativa paga el semestre y la familia devuelve en seis cuotas la plata y la otra mitad es la calificación del jóven. Si el saca 3,7 en promedio no paga la otra mitad. El primero que se graduó como zootecnista, nos lo pidió la administración, la comunidad se enamoró del trabajo que estaba haciendo y lo lanzó como candidato a la alcaldía. Fue una de las mejores administraciones que hemos tenido en los últimos 20 años, premiada por la Contraloría, cosa curiosa, por la transparencia en la administración. Ese muchacho empezó aquí en la cooperativa. Ayudó a recibir leche en la cooperativa y no se va de la región. No se van los jóvenes de la región”, dijo. 

Por último José Ignacio Tamayo insistió que más que un relevo generacional lo que se debe dar es una integración entre las diferentes generaciones porque el relevo para mí es quítense que ahí voy yo, no. Integración generacional y compartimos la experiencia, la energía y la vitalidad para salir adelante. 

“Nuestro emprendimiento cooperativo nació con una gran inspiración, pensando en Antioquia dijimos, si allá pudieron porque acá no, si allá pudieron crear Colanta porque aquí no, hacer una cooperativa grande de varios municipios, pero no tuvimos la capacidad el conocimiento la experiencia y fuimos reduciendo el área hasta que al final resolvimos en la vereda de Monquentiva de Guatavita, que es nuestra sede crear la cooperativa Coolega, Y pensando en el proceso de mercadeo, atacando la periferia fuimos contagiando otras comunidades con el modelo que fuimos desarrollando y se fueron creando poco a poco varias cooperativas, que ayudamos. Hoy tenemos en once veredas once cooperativas  que suman ya unos 300 asociados”, José Ignacio Tamayo.

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