Para el presidente de Confecoop, Carlos Acero Sánchez, en este último tramo de 2020 “lo único cierto parece ser la incertidumbre, por eso debemos asumir ese nuevo escenario temporal, actuar con previsión y prepararnos para una mejor normalidad”. Hablamos con el directivo gremial, a propósito de la celebración del Día Internacional del Ahorro el próximo 31 de octubre.
¿En qué consiste ese Día Internacional del Ahorro?
En Colombia era una tradición celebrar el Día del Ahorro el 31 de octubre. En casas, colegios, empresas y sector financiero se hacían programas para tal fin. Se estimulaba el hábito del ahorro, se regalaban alcancías o se habrían cuentas de ahorro, particularmente para los niños y jóvenes, como una expresión de esa cultura de la previsión, reflejada en el acto de ahorrar.
Esa celebración tenía un valor social, cultural y económico muy significativo. Promovía la disciplina económica y financiera, la fijación de metas de mediano y largo plazo, la posibilidad de construir un bienestar individual y familiar.
Esa cultura del ahorro fue cediendo terreno frente a un modelo que en las últimas décadas promueve el gasto y el consumo masivo, en muchas ocasiones exacerbado por las campañas mediáticas, que lleva a millones de personas a acudir indiscriminadamente al endeudamiento para satisfacer esa tendencia consumista, muchas veces en contra de la atención de sus necesidades básicas y de bienestar. Lo anterior no significa que el crédito no sea una buena decisión, sino que hay que saber endeudarse manteniendo niveles de ahorro que permitan atender necesidades y metas de corto y mediano plazo.
¿Qué relación tienen las cooperativas con el ahorro?
Las cooperativas, como empresas sociales creadas para satisfacer las necesidades de las personas, se han basado desde su origen, en promover el ahorro y el consumo responsable. A nivel global se les reconoce como escuelas de previsión y ahorro. Se podría afirmar sin lugar a dudas que el modelo cooperativo se basa más en el ahorro que en el crédito, toda vez que, sin los ahorros y aportes de los asociados, no se podrían diseñar productos de crédito para ellos mismos.
Los procesos de educación cooperativa que reciben en forma permanente los asociados promueven la inclusión social, económica y financiera. Las cooperativas estimulan la educación para la vida y la solidaridad económica como parte de su compromiso social y de la generación de una cultura de la cooperación y la ayuda mutua.
Estos procesos generan dinámicas muy interesantes y en muchos casos circuitos financieros y económicos virtuosos: ahorro, inversión, crédito, consumo responsable, necesidades satisfechas, prosperidad. El hábito del ahorro no depende exclusivamente del nivel de ingreso de las personas como generalmente se cree sino de la disciplina con que ellas asuman el valor y el manejo del dinero. A eso nos referimos con la cultura de la previsión, que opera, además, para diferentes ámbitos de la vida, no solo para el financiero. Frente a épocas complicadas como la generada por la pandemia, muchas personas que han adquirido el hábito del ahorro, encuentran en su disciplina financiera un “colchón” para soportar de mejor manera la crisis.
¿Cuál es su sugerencia para este fin de año?
Los próximos meses serán difíciles, pero también se convierten en una oportunidad para que en esa “mejor normalidad” deseada, actuemos frente al mercado y al consumo con la certeza que somos actores económicos responsables, conscientes que con nuestras decisiones podemos orientar el gasto, el consumo, la inversión y el apoyo, preferencialmente, hacia la producción nacional.
Si podemos dar regalos de navidad en las empresas o en los hogares, por ejemplo, apoyemos el trabajo, la innovación, el emprendimiento de nuestros diseñadores, artesanos, productores agropecuarios, muchos de ellos jóvenes, mujeres, independientes e informales que se organizan para la producción, el trabajo, la comercialización y el consumo y así, se insertan de manera sostenible en la vida económica de país.
¿Qué recomienda para reactivar ese circuito local?
A mayor cooperación menor riesgo. Las tendencias hacia el consumo responsable, las finanzas y la banca ética, el apoyo a la producción local, el apoyo a los circuitos cortos de comercialización, el consumo verde, el fomento al prosumo (relación directa productor-consumidor final), el desarrollo de plataformas cooperativas, entre otras, deben ser las rutas que debemos adoptar libre, autonoma y rapidamente para contribuir en forma directa, como individuos y hogares, a la reactivación y la recuperación económica de los territorios y del agregado nacional.
¿Cómo hacer ese consumo de manera responsable?
Tomar conciencia y actuar en consecuencia. La pandemia está entre nosotros y se quedará por meses. Por tanto, se requiere, además de mantener las medidas de autocuidado, una buena dosis de previsión, una conciencia plena de nuestros ingresos, ahorros y de las necesidades individuales y del grupo familiar para tomar decisiones de gasto y consumo adecuadas, oportunas y pertinentes.
Consumir responsablemente pasa por apoyar el producto nacional, el producto amigable con el medio ambiente, el producto con impacto social, el producto legal y/o formal en un amplio sentido, y también pasa por no caer en falsas expectativas o adquirir compromisos comerciales o financieros que van mas allá de la capacidad de pago. Por ahora, olvidémonos de las “promociones” y controlemos las emociones.
¿Cuál ha sido el comportamiento de las entidades cooperativas de ahorro y crédito?
En medio de las dificultades propias de un periodo de crisis e incertidumbre, el sector cooperativo, tal como ocurre con el sector financiero en general, ha visto disminuido su nivel de colocación de crédito. Al cierre de agosto la cartera de las cooperativas con actividad financiera es de $21.3 billones con tan solo una variación anual del 1.08%. No obstante lo anterior, los activos en su conjunto crecen positivamente a un ritmo del 6.33%, y esto es debido a que los asociados siguen depositando su confianza en las cooperativas y siguen ahorrando a través de ellas. Al mismo corte los depósitos de este grupo de cooperativas alcanza los $17.4 billones, con un crecimiento anual del 10.01%. En cuanto al número de ahorradores hubo un incremento este año de 115.000 ahorradores para un total de 2.871.172 personas que confían sus ahorros en cooperativas.