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marzo 29, 2024
Alveiro OPINIÓN

En las organizaciones solidarias: de la transición generacional y otros futuros

Por:Alveiro Monsalve Z.
Consultor

Entre las organizaciones solidarias es un lugar común afirmar que los miembros de los órganos de dirección, administración y control se envejecen en sus cargos, sin crear espacios de participación para los jóvenes, de tal manera que no les ofrecen oportunidades para dirigir y gobernar su propia organización asociativa en el futuro.

El tema es de relevante importancia en la sostenibilidad de las organizaciones solidarias, en su identidad asociativa, en la formación de las nuevas generaciones y en la continuidad de la filosofía, valores y prácticas inherentes al movimiento cooperativo nacional e internacional.

Cuando se genera continuidad

La palabra generación proviene del latín “generatio”, que significa engendrar, dar vida, concebir algo. En las familias el término generación se refiere a una serie de personas nacidas en un orden gradual, sucesivo, de tal manera que comprende tiempos diferentes para los hijos, padres, abuelos y tatarabuelos, entre otros.

En la dimensión sociológica de las organizaciones sociales, estas generaciones se podrían observar claramente, cuando imprimen un carácter en los estilos de dirección o en el tipo de liderazgo a lo largo de la historia institucional. Los de una misma generación comparten una época en común, unas vivencias semejantes, una cultura similar y, por tanto, una misma manera de hacer las cosas, de ver el mundo, de construir su propio futuro colectivo.

Transferencia cultural asociativa

En los procesos humanos de cooperación asociativa, es necesario tener en cuenta que entre los grupos de personas que se han unido para ayudarse de manera organizada, también se da el fenómeno de la “transferencia cultural”.

Esto significa que las conductas típicas, los principios que rigen la vida social, los valores morales, las costumbres, el conocimiento, las prácticas relevantes de su acción colectiva, se transmiten de una generación a otra. Así, cada generación, sin proponérselo, ejerce cierto control sobre la siguiente generación, para que el proceso continúe y no se extinga.

El conjunto de estas dinámicas se denomina “endoculturación”. Endo, en griego, significa “dentro”, y puesto que la cultura es acción, la endoculturación es un fenómeno de replicación social interna, de transmisión de experiencia, de fusión entre el saber previo de las personas mayores, con el saber ávido de los niños y jóvenes que pertenecen al mismo grupo. En la endoculturación se dan, siempre, señales de recompensa, castigo, reconocimiento o desconocimiento, para forjar y mantener viva la cultura del grupo.

Endoculturación, no relevo asociativo

La endoculturación asociativa, incluye el concepto demográfico usualmente mal referido en nuestro medio, de “relevo generacional” en los grupos sociales. En demografía, el relevo se refiere a la diferencia poblacional entre los niños que mueren y nacen en un período de tiempo.

Preferible emplear aquí el término “reemplazo generacional”, que también es demográfico, o “transición generacional”, para referirnos en la cultura asociativa, al proceso gradual de sustitución de los líderes cooperativos de mayor edad, por los adultos y jóvenes que les sucederán en sus roles, responsabilidades e influencia sobre la organización solidaria, grupo social, o contexto comunitario al que pertenecen.

En los estudios sobre genealogía, se entiende por generación el total de seres que forman parte de la línea de sucesión anterior o posterior a un individuo de referencia. ¿En un grupo asociativo, cualquier que sea, se podría tipificar esta sucesión? Tal vez por homologación.

Identidad generacional cooperativa

Por generación se entiende también, el conjunto de personas que, por haber nacido en fechas históricas próximas y haber recibido influjos culturales y sociales semejantes, se comportan socialmente de manera parecida. Hay cierta afinidad en sus gustos, costumbres y comportamientos. Parecería que la generación juvenil nacida en una o dos décadas contiguas tiene muchas similitudes en su comportamiento posterior.

Actualmente se hace énfasis en el tema de “brechas generacionales”, cuando se establecen diferencias entre grupos generacionales. Los que quedan de “la vieja guardia” están próximos a morirse. Los “pioneros o veteranos” están dando sus últimas luchas en la vida. Los “baby boomer”, que cuando niños y adolescentes vivieron las conmociones de los años 60, son ahora, ya mayores, los pesimistas del cambio. A los que nacieron entre las décadas 60 y 70, se les denomina generación X. La generación Y nació en las últimas dos décadas del siglo pasado: son los “millennials”, los más abundantes hoy en día. Existe también la generación Z y ahora los “centennials”.

Por su cercanía a la realidad actual y a riesgo de no acertar en un cien por ciento, cabe la pregunta: ¿Cómo se podría describir a un millennials? Algunos expertos coinciden en lo siguiente: posee su PC portatil, teléfono celular smarphone, hace uso de redes sociales, cuenta con dispositivos portátiles de música o video, ya casi no ve periódicos ni televisión, habla poco con los adultos y utiliza internet para hacer sus compras o como su fuente principal de noticias. ¿Cómo hacer atractiva la cooperativa o el fondo de empleados para un millennials?

Gobernanza con transferencia generacional

Pero estas clasificaciones son un tanto subjetivas, no obstante dan una idea de las diferencias generacionales en los últimos cien años de historia. Cada generación, por razón de los impactos que han producido los cambios históricos más relevantes en el mundo, tiene sus gustos, sus preferencias, sus maneras de pensar, sus propias percepciones, así se relacionan con el mundo y, en consecuencia, así actuarán al tomar las decisiones.

Se concluye de esta realidad generacional, que los mismos de siempre no pueden seguir gobernando las organizaciones solidarias, si queremos estar a tono con el cambio de los tiempos. Cada generación tiene mucho que aportar al proceso de la cooperación asociativa. En cada generación hay un enorme bagaje de experiencia, porque así es la dinámica de la historia, que nunca se detiene, y además son también inevitables los grandes cambios económicos, sociales, políticos, culturales y tecnológicos de la humanidad.

Si los jóvenes, en masa, no se ven comprometidos con el ideario cooperativo, es porque no se ha hecho conciencia de su importancia y de su potencial para transformar el mundo en que vivimos.

Las cooperativas no pueden quedarse como cooperativas de viejitos. Tampoco los fondos de empleados. La gobernanza debe dar oportunidades a los jóvenes, así como ocurrió en las dos últimas décadas, cuando se incrementó la participación de las mujeres en un medio altamente machista, como lo fueron durante, casi desde su origen, las cooperativas.

Apoyar la participación de los niños y de los jóvenes en las múltiples oportunidades que puede ofrecer el quehacer cooperativo, debe ser un imperativo moral de los adultos mayores que las han liderado durante largos años. Hay que darles paso a las nuevas generaciones, sin omitir el trabajo de los más experimentados. Esto significaría lo que podríamos denominar una adecuada “transición generacional asociativa” en nuestras organizaciones solidarias.

¿Cómo hacer atractiva la cooperativa o el fondo de empleados para un millennials?

Los mismos de siempre no pueden seguir gobernando las organizaciones solidarias, si queremos estar a tono con el cambio de los tiempos. Cada generación tiene mucho que aportar al proceso de la cooperación asociativa.

Foto: entreparentesis.org

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